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Un buen gobierno es aquel donde buenas leyes hacen felices a buenos ciudadanos.
José Joaquín de Olmedo
Los hombres hábiles ambicionan convencer, los hombres mediocres o sin talento no aspiran sino mandar.
Sigue como tus padres alentado de la virtud la senda, y nada temas; que en cualquier estado vive el hombre de bien serenamente a una y otra fortuna preparado, y libre, o en cadena, y aun ya alzada sobre su cuello la funesta espada,. en noble impavidez antes al frente a la señuda adversidad humilla, que a un risueño tirano la rodilla.
La opinión pública y la libertad de imprenta son la espada flamígera del Querubín que vela sobre el árbol de la libertad.
¿La pobreza? La pobreza es el menor de los males, y son tan pocas las cosas que se necesitan para ser rico, que sólo es pobre el que quiere serlo.
Quien no espera vencer, ya está vencido.
El gobierno representativo es la voluntad presunta manifestada por los órganos selectos y escogidos por los mismos pueblos, que, proponiendo siempre en las asambleas lo que parece mejor, rara vez se deja de hacer lo bueno.
Es nuestra vida tránsito doblado entre abismo y abismo; el hombre que lo pasa descuidado perece por sí mismo.
Los legisladores deben ser tan imparciales, tan impasibles como las leyes; los legisladores no deben dejar en su obra las huellas detestables de las pasiones.
¿Hasta cuándo no entenderemos que solo sin reglamentos, sin trabas, sin privilegios particulares pueden prosperar la industria, la agricultura y todo lo que es comercial, abandonando todo el cuidado de su fomento al interés de los propietarios?