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El fin último del arte contemporáneo no es crear belleza sino libertad. De ahí proviene su afán moralizador, que ha convertido en predicadores a muchos artistas.
José Antonio Marina
El carácter es la profunda configuración educativa de la matriz personal con que el niño nace.
La felicidad es la armoniosa satisfacción de las tres grandes necesidades que tenemos los seres humanos: pasarlo bien, mantener unas relaciones afectivas satisfactorias y ampliar nuestras posibilidades vitales.
Recibimos una gran parte de nuestras motivaciones de la cultura a la que pertenecemos, y si queremos ser libres, debemos colaborar a que esa cultura -que puede ennoblecernos, pero también puede encanallarnos- sea lo más libre, rica e inteligente posible.
La glorificación de la libertad es una creación de Occidente. Otras culturas consideran más importantes otros valores como la paz, la concordia, la obediencia a la ley.
La felicidad no es tenerlo todo, porque siempre habrá que renunciar a algo, sino tener la adecuada mezcla de todo.
La perseverancia es el mejor predictor del éxito en cualquier actividad.
La inteligencia personal es circular. La inteligencia social es elipsoide, depende de muchos centros.
Un objetivo en la vida es el único tesoro que vale la pena encontrar. Forma parte de los requisitos de la felicidad.
La educación, que debería estar siempre en vanguardia, porque es la ciencia que se ocupa del futuro de la especie.
Una persona muy inteligente puede usar su inteligencia estúpidamente.
Reconocer la equivocación y aprovecharla es un alarde que ronda la genialidad.
Tan acostumbrados estamos a pensar en influir en los demás que se nos olvida que también podemos influir en nosotros mismos.
Los sentimientos son sólo experiencias que nos informan acerca de cómo se están comportando nuestros proyectos o deseos en su enfrentamiento con la realidad.
La alabanza motiva a los niños introvertidos, mientras que la censura motiva a los extrovertidos.
La evolución de la inteligencia social, al menos en Occidente, ha puesto en la cima de los valores la autonomía, la libertad, la realización personal.
La búsqueda de la justicia es la eterna búsqueda de la felicidad humana. Es una felicidad que el hombre no puede encontrar por sí mismo, y por ello la busca en la sociedad. La justicia es la felicidad social, garantizada por el orden social.
La inacción cultiva el miedo. La acción cultiva la confianza y el valor. Si usted quiere vencer al miedo, no se quede sentado en su casa pensando en él. Salga y ocúpese.
La gestión de las emociones debe hacerse desde fuera de las emociones, porque las emociones tienden siempre a ser dictatoriales.
La ausencia de análisis introspectivo produce inteligencias impulsivas, toscas, imprevisibles, pero el exceso de análisis, la rumia continuada, es paralizante.
Educar a alguien es uno de los mejores medios de educarse a sí mismo. No se puede ayudar a crecer sin aumentar la propia estatura.
Nos estamos endureciendo y trivializando. Las relaciones humanas necesitan, por ejemplo, tacto, que es una especial sensibilidad para captar una situación y para responder a ella adecuadamente.
Actividad no es agitación ni movimiento, sino una energía dirigida a una meta.
La globalización está provocando un obsesivo afán de identidad, que va a provocar muchos enfrentamientos. Nuestras cabezas se mundializan, pero nuestros corazones se localizan.
Las culturas hipersocializadas eliminan la iniciativa y la responsabilidad individual. Las culturas hiperindividualizadas eliminan todo marco moral.
La creatividad es un hábito, y la mejor creatividad es el resultado de los buenos hábitos de trabajo.
Nos nutrimos del inconsciente cognitivo con bastante regularidad a lo largo del día, y discretamente le subcontratamos una serie de tareas,