Imágenes
Ya te lo decía yo. Era imposible el olvido. Fuimos verdad. Y quedó.
Jorge Guillén
Amigos. Nadie más. El resto es selva.
Sus caricias son sueños, entreabren la muerte, son lunas accesibles, son la vida más alta.
La esperanza es el flujo de la vida. Cuando no hay lugar para la esperanza, es cuando surge la muerte.
¡Eres! Y tan desnuda, tan continua, tan simple que el mundo vuelve a ser fábula irresistible.
¡Tú más aún: tú como tú, sin palabras toda singular, desnudez única, tú, sola!
Este volver a empezar cada jornada sin ti, esta sensación de mar que navego y ya perdí...
Hay tanta plenitud en esta hora, tranquila entre las palmas de algún hado, que el curso del instante se demora lentísimo, cortés, enamorado.
Tu soñar me envolvía, soñado me sentí.
¡Tú, tú, tú, mi incesante primavera profunda mi río de verdor agudo y aventura!
Cuando uno pierde la esperanza se vuelve reaccionario.
Así voy sin ti: perdido por entre gentes que anulan nuestro amor bajo su olvido.
Y los ojos prometen mientras la boca aguarda.
La caricia adormece, y a una región conduce más cercana a la tierra, a su silencio y sueño, bien tendidos, dichosos.
Gentes que me son extrañas: esas que me creen solo sin ver que tú me acompañas.
Pero más, más ternura trae la caricia. Lentas, las manos se demoran, vuelven, también contemplan.
¡Qué alegría ser así dos historias en un cuento!
Aquel amor aun vibra bajo el impulso de una imagen, mero fantasma.
Noche mucho más noche: el amor ya es un hecho.
Calor, amor. La historia tras la puerta.
La memoria, malla a malla, me cubre armando su mundo. Interior, mi noche calla. En tu recuerdo me hundo.
¿Habrá un fin al saber? Nunca, nunca. Se está siempre al principio de una curiosidad inextinguible frente a infinita vida.
Dormías, los brazos me tendiste y por sorpresa rodeaste mi insomnio.
El espíritu invade mi existencia con poder soberano.
La soledad no es tan triste. Ser es también no haber sido.
Entre las combas y las sombras de tu hermosura no me pierdo, y tu nombre claro proyecta luz muy personal sobre tu cuerpo, que está en mi amor y fuera de su mágico radio secreto.
Cada vez que me despierto mi boca vuelve a tu nombre como el marino a su puerto.