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La belleza del fruto está en proporción del tiempo que transcurre entre la semilla y la recolección.
John Ruskin
Haz justicia a tu hermano, y llegarás a amarlo. Por el contrario, obra injustamente con él, porque no te es agradable, y terminarás odiándolo.
Las mentes más puras y sesudas son aquellas que aman el color por encima de todo.
Sólo hay un modo de observar las cosas con justeza, y éste es el de verlas totalmente.
Para aquel que disfruta del pleno vigor de sus sentidos, un paseo sosegado de no más de diez o doce millas diarias, es el viaje más encantador.
Ya que la vida es corta y las horas de descanso pocas, no debemos malgastarlas en leer libros sin valor.
La mejor plegaria al empezar el día es pedir que no perdamos ninguno de sus momentos.
Es difícil encontrar en el mundo algo que el hombre no pueda hacer un poco peor y venderlo un poco más barato, y aquellos que solo consideren el precio se volverán presas legítimas de este hombre.
Tanto tenemos de hombre cuanto tenemos de sensibilidad. Nuestro honor está precisamente en proporción a nuestra pasión.
La grandeza de alma no se demuestra por el hecho de abarcar las cosas pequeñas, sino porque, bajo su influencia, lo pequeño se hace grande. El que no puede interesarse en los objetos pequeños, no podrá tener en lo grande sino un falso interés.
Todo espíritu bien equilibrado debería alegrarse, no tanto de conocer claramente algunas cosas, sino de sentir que hay aún infinitamente más que no puede llegar a conocer.
La consecuencia concreta de nuestra actual apetencia por alcanzar riquezas en plazo perentorio, es el sacrificar con nuestras propias manos un número determinado de personas cada año.
Toda la diferencia que existe entre el hombre genial y el resto de los hombres, es que aquél sigue siempre, y en muchos aspectos, como un niño, contemplando con ojos infantiles y admirándose continuamente de las cosas.
Las grandes naciones escriben sus autobiografías en tres manuscritos: el libro de los hechos, el libro de las palabras y el libro del arte.
El que tiene la verdad en el corazón no debe temer jamás que a su lengua le falte fuerza de persuasión.
La muerte es, al fin, la encargada de retirarnos de un lugar, en donde, si pemaneciéramos más tiempo, no habría placer que pudiera satisfacernos ni milagro que provocara nuestra sorpresa.
El trabajo del hombre dentro de su casa consiste en asegurar su sostenimiento, su progreso y su defensa; el de la mujer en asegurar su orden, comodidad y agradable aspecto.
Aunque la justicia absoluta es inasequible en este mundo, sí es posible que aquellos que la buscan alcancen la necesaria para los usos prácticos de la vida.
Haz justicia con alguien y acabarás por amarlo. Pero si eres injusto con él, acabarás por odiarlo.
Educar a un niño no es hacerle aprender algo que no sabía, sino hacer de él alguien que no existía.
La grandeza no se enseña ni se adquiere: es la expresión del espíritu de un hombre hecho por Dios.
Todos los libros pueden dividirse en dos clases: libros del momento y libros de todo momento.
Lo que pensamos, lo que sabemos, lo que creemos, a fin de cuentas, es de poca importancia. Lo único realmente trascendente es lo que hacemos.
Ninguna religión que haya divulgado en la tierra las promesas divinas, ha asegurado la salvación para los comerciantes de malas mercancías.
Nunca impone Dios una obligación sin dar tiempo para cumplirla.
Si vuestra obra de arte es buena, si es verdadera, encontrará su eco y se hará su lugar... dentro de seis meses, de seis años, o después de nuestra muerte. ¿Qué más da?
La calidad nunca es un accidente; siempre es el resultado de un esfuerzo de la inteligencia.
El mayor artista es aquel que en la suma de sus obras ha incorporado el mayor número de sus mejores ideas.
Un caballero no se deshonra convirtiéndose en menestral o jornalero; pero se deshonra convirtiéndose en truhán o estafador.
Esta es la verdadera naturaleza del hogar: es lugar de paz. Es un abrigo no sólo contra todo daño, sino contra todo terror, duda y discordia.
La propia esperanza deja de ser una felicidad cuando va acompañada de la impaciencia.
La fuerza y la gloria de toda criatura y de todo, en suma, consiste en su obediencia y no en su libertad.
Ningun ser humano, por grande y poderoso que fuera, será tan libre como un pez.
Cualquier ayuda que podamos prestar a otro en este mundo, es una deuda contraída con él.
No enseñéis a los niños nada de lo que no estéis absolutamente seguros. Mejor que ignoren mil verdades que no que conozcan una sola mentira.
Todas las enfermedades espirituales que llevan a la más triste ruina, provienen principalmente del aislamiento. Consisten aquéllas en la concentración del hombre sobre sí mismo.
Perder el dinero es a menudo un delito; adquirirlo por malas artes es aún peor, y malgastarlo es lo peor de todo.
Cuanto más alto está un hombre tanto más ininteligible le resulta la palabra "vulgar".
La facultad de degradar las obras divinas es llamada por el hombre su imaginación.
Una noche, cuando aún estaba en los brazos de la niñera, quise tocar la cafetera, que estaba hirviendo alegremente... La niñera me lo hubiese impedido, pero mi madre dijo: Déjale que la toque. Así que la toqué... y esa fue mi primera lección del significado de libertad.