Imágenes
Vienen hasta nosotros, pero a nosotros el amor arrastra, y, sin masticar, engulle. Por él, como por bala encadenada, tropas enteras mueren.
John Donne
¡Ay, qué insignificante el corazón, si llega a caer en manos del amor!
La luz no tiene lengua.
Sé tu propio palacio o el mundo será tu prisión.
Nadie es una isla por sí mismo, todos formamos parte de la tierra firme.
Tú, amor, me has enseñado, al instarme a amar allí donde amor no es recibido, a dar sólo a quienes tienen incapacidad probada.
La muerte de cualquier hombre me disminuye, porque yo formo parte de la humanidad; por tanto nunca mandes a nadie a preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti.
Ningún hombre es una isla, algo completo en sí mismo; todo hombre es un fragmento del continente, una parte de un conjunto.
Pueden amar los pobres, los locos y hasta los falsos, pero no los hombres ocupados.
Autoriza a mis ansiosas manos, y déjalas moverse delante, detrás, en medio, arriba, abajo.
Devuélveme mis ojos largamente descarriados, pues es ya mucho el tiempo que han estado sobre ti.
El mar es tan profundo en la calma como en la tempestad.
Mi amor, aunque ignorante, es más audaz.
Ven a vivir conmigo, y sé mi amor, y nuevos placeres probaremos de doradas arenas, y arroyos cristalinos; con sedales de seda, con anzuelos de plata.
Si vi alguna belleza que deseé y obtuve, era un sueño de ti.