Imágenes
Los que piden merced sin merecerla, merecen ser despachados mal y tarde.
Joaquín Setantí
Procura que se hagan buenas ordinaciones y que sean bien guardadas; porque, en fin, no curan las muchas medicinas, sino las buenas y bien aplicadas.
La fama de prudente y valeroso ata las manos a los atrevidos desvergonzados.
El que pide alguna cosa y se la dan, aunque basta y mal garbada, recíbala agradecido, y después procure darle la mejor forma que pudiere.
Si quieres saber quién eres, pregúntalo a ti mismo y dite verdad.
Aunque sea el morir común a todos, a pocos se concede muerte honrosa.
Hay hombres de tan mala especie, que no saben hacer el bien a nadie; y si alguna vez aciertan a ser provechosos para alguno, quieren que les sea esclavo, porque les cuesta mucho trabajo el haber hecho cosa contra su natural inclinación; y éstos son los hombres que merecen quedar solos al tiempo de su mayor necesidad.
La república muy estragada no sufre remiendos, y por esto se ha de renovar del todo.
El que pierde la ocasión, en vano la busca.
Jamás se pagan los servicios hechos al justo precio, ni al debido tiempo.
Coteja los pastores con los reyes, y en lo mejor los hallarás iguales.
De los que mandan como reyes, teme: porque la real benignidad les falta.
De los hombres desagradecidos no se puede esperar cosa buena, porque la ingratitud es calidad de ánimo villano que precia más el interés que la honra.
Al reino acostumbrado largo tiempo a tener paz, suele faltarle nervios para sustentar la guerra.
La buena razón de Estado es aquella que basta a mantener los reinos en paz y a defenderlos en guerra justa.
Antes de dar consejo al que le pide, contigo mismo a solas te aconseja.
El proceder delas tiranías es hacer que parezca razón y derecho lo que ha sido usurpación.
Obrar callando, y no emprender la cura de males sin remedio, es tener seso.
No se ocupe el regidor en decir mal de las leyes que no puede mudar, sino en gobernar por ellas lo mejor que sea posible.
Palabras y ofrecimientos, aunque sean de reyes, llegan a ser obras tarde.
Los grandes habladores no son buenos conversantes, porque en ganando la mano, no dejan hacer lance a otros.
Muchas buenas medicinas hay que no pueden aplicarse, por ser los enfermos malsufridos.
La medicina es de desear, pero el médico es de temer.
Jamás trabaja en vano el virtuoso; que la virtud es premio de si misma.
Al que la virtud no levanta, en su estado le consuela y no derriba al levantado, como suele derribar el vicio a los que por él han subido.
Es mejor estar entre dos locos que cerca de un necio.
Déjese el cristiano de buscar senderos peligrosos, pues por el camino real de la virtud se puede llegar a la cumbre de la grandeza humana.
No vayas por caminos desusados; sigue las huellas de los que acertaren.
El tiempo enseña al que aprender desea y de sus reglas sabe aprovecharse. Deja correr los tiempos como fueren y no te aflija lo que el cielo ordena. Por más que traiga el tiempo cosas nuevas, dejarás de admirarte, si te acuerdas.
De los grandes beneficios se forman las grandes ingratitudes.
Al que para subir te da la mano, bésasela a cada paso.
Cuando llega a ser común el interés, fácilmente se juntan los mal avenidos mas al partir de las peras se descubre la dañada voluntad.
Del que no te debe nada, si no te da, no te quejes; mas procura que te deba siquiera buena voluntad.
Del que está muy enamorado de sus palabras, no se pueden esperar obras famosas.
No se ha de correr tras la ocasión, sino aguardarla apercibido y cogerla.
Midiendo bien los pasos de tu vida sigue con los demás la común suerte.
Por el bien de tu patria, vive en ella y sírvela a pesar de los ingratos.
Cuando son muchos los que mandan, son pocos los que obedecen, y así todo va perdido.
No puede llamarse dichoso el que va subiendo, por muy levantado que esté, sino el que ha parado en parte segura pudiendo subir más.
Las palabras y las obras jamás hacen buena liga.