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Que ser valiente no salga tan caro, que ser cobarde no valga la pena.
Joaquín Sabina
Si quieres quererme, voy a dejar de querer, si quieres odiarme, no me tengas piedad.
Yo sólo te conté media verdad al revés, que no es igual que media mentira.
Mañana es víspera del día después, pasado flores en el velorio.
... Y sin embargo, cuando duermo sin ti, contigo sueño.
Lo malo del después son los despojos que embalsaman los pájaros del sueño, los móviles que insultan con los ojos.
Qué quieres saber de tu prima, la próxima vez le salto encima.
Solo me pongo triste cuando alguno... en el momento más inoportuno... me pregunta por ti.
La buena reputación es conveniente dejarla caer a los pies de la cama. Hoy tienes una ocasión de demostrar que eres una mujer además de una dama.
Será mejor que aprendas a vivir sobre la línea divisoria que va del tedio a la pasión.
Por más que llueva, y valga la redundancia, llueve sobre mojado.
Antes de que me quieras como quieres a un gato, me largo con cualquiera, que se parezca a ti.
Y mi alma de tahúr lo puso al doble o nada.
Las mejores promesas son esas que no hay que cumplir.
Bendita sea la boca que da besos y no traga monedas.
La poesía huye, a veces, de los libros para anidar extramuros, en la calle, en el silencio, en los sueños, en la piel, en los escombros, incluso en la basura. Donde no suele cobijarse nunca es en el verbo de los subsecretarios, de los comerciantes o de los lechuginos de televisión.
No me gusta invertir en quimeras, me han traído hasta aquí tus caderas y no tu corazón.
Dispuesto a todo, incluso a defraudarte.
Y aunque quiera olvidar no se me olvida, que no puedo olvidarte.
De estufa, corazón, te tengo a ti...
Rompiendo mi promesa, de no volverte a verte ni en pintura, me he sentado a tu mesa, Virgen de la Amargura.
Naufragué en las rayas amarillas de los papeles como un buen pelele.
Y hasta aquí del GAL y de la corrupción, que sí, que existió, una mala gripe que había que pasar. Pero te decía, como mi Felipe para mí que no hay dos.
Yo le quería decir la verdad por amarga que fuera, contarle que el universo era más ancho que sus caderas, yo le pintaba un mundo real y no uno color de rosa, pero ella prefería escuchar... mentiras piadosas.
La muerte es sólo la suerte.
Amor se llama el juego en el que un par de ciegos juegan a hacerse daño.
Por decir lo que pienso, sin pensar lo que digo mas de un beso me dieron y mas de un bofetón.
Es el máximo representante de la música en inglés de la segunda mitad del siglo XX. (Sobre Bob Dylan)
No mientas, dijo el mentiroso.
Me beneficiaba a todas y ninguna se quejó de malos tratos.
Lo nuestro duró lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks.
Yo te secaré el sudor, yo te abrazaré bajo la ropa.
Pero esta noche estrena libertad un preso.
Yo le quería decir que el azar se parece al deseo...
Atrévete, dijo el cobarde.
En mi casa no hay nada prohibido, pero no vayas a enamorarte.
Adán y Eva no se adaptan al frío.
Allá donde se cruzan los caminos, donde el mar no se puede concebir, donde regresa siempre el fugitivo, pongamos que hablo de Madrid.
Ambiguas horas que mezclan al borracho y al madrugador.
Tan vecinos y tan lejos, verte y no verte. Tan jóvenes y tan viejos, muera la muerte.