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Al cabo de unos años estaríamos los dos adultos y aburridos frente al televisor.
Joaquín Sabina
Está bien tener sombrero por si se presenta una buena ocasión para quitárselo.
Con dos úlceras y una inexplicable mala salud de hierro.
¿Quién hará mi trabajo debajo de tu falda?
Actualmente hay un hueco generacional, porque los chavales de veinte años no tienen Bob Dylanes de veinte años.
Sálvame, dijo el verdugo.
Estos labios que saben a despedida, a vinagre en las heridas, a pañuelo de estación.
Al infierno se va por atajos, jeringas y recetas.
Ni yo mato por celos ni tú mueres por mí
Y morirme contigo si te matas y matarme contigo si te mueres, porque el amor cuando no muere mata, porque amores que matan nunca mueren.
Yo ando buscando una mujer tan puta como yo.
Me falta una verdad, me sobran cien excusas.
Y yo que había jurado morir sin descendencia, como murió mi padre.
Hay mujeres que ni cuando mienten dicen la verdad.
Lo bueno de los años es que curan heridas, lo malo de los besos es que crean adicción.
Con su todo es ahora, con su nada es eterno, con su rap y su chotis, con su okupa y su skin, aunque muera el verano y tenga prisa el invierno la primavera sabe que la espero en Madrid.
El amor es una epidemia que se acaba con el tiempo.
Este adiós no maquilla un hasta luego, este nunca no esconde un ojalá, esta ceniza no juega con fuego, este ciego no mira para atrás.
Damas de noche, que en el asiento de atrás de un coche no preguntaban si las querías.
Me duermo en los entierros de mi generación.
Y yo que nunca tuve más religión que un cuerpo de mujer.
¿Quién podrá resolver la cuadratura de esta regla de tres con calentura?
Virgen de la Amargura, devuélveme la vida, sin ti todo es usura, y noches perdidas.
Peor para el sol, que se mete a las siete en la cuna del mar a roncar, mientras un servidor, le levanta la falda a la luna.
Para cambios profundos los de Felipe.
Si lo que quieres es cumplir cien años no vivas como vivo yo.
Y la vida siguió, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido.
A las flores de un día, que no duraban, que no dolían, que te besaban, que se perdían.
Qué poco rato dura la vida eterna por el túnel de tus piernas.
Las musas no cobran derechos de autor.
La monarquía es un déficit democrático que sufrimos por herencia.
Siempre tuvo la frente muy alta, la lengua muy larga y la falda muy corta.
Por fin, con veinte años, se la llevó un extraño, y no perdí una hija, gané un cuarto de baño, ¡con perdón!
Un beso es solo un asalto y la cama es un ring de boxeo.
Toma mi dirección; cuando te hartes de amores baratos de un rato... me llamas.
Ayer no me querías, hoy no te quiero. Mañana no tendremos a quien querer.
Los hombres engañan más que las mujeres; las mujeres, mejor.
Muerta la amistad sabe igual que el fracaso y a los dos nos gusta el verbo fracasar.
Derrochando la bolsa y la vida la fui poco a poco dando por perdida.
El día del juicio final, puede que Dios sea mi abogado de oficio.