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El corazón es la región del inesperado.
Joaquim Machado de Assis
Palabra arrastra palabra, una idea trae otra, y así se hace un libro, un gobierno, o una revolución, algunos dicen en efecto que así es como la naturaleza compuso sus especies.
La vida se me debatía en el pecho, con unos ímpetus de ola marina, se me evadía la consciencia, yo descendía a la inmovilidad física y moral, y el cuerpo se me hacía planta, y piedra, y lodo, y cosa alguna.
Francamente, no me gusta la gente que venga adivinando y componiendo un libro que se está escribiendo con el método...
Olvidar es una necesidad. La vida es una pizarra en la que el destino, para escribir un nuevo caso, necesita apagar el caso escrito.
No soy hombre que recuse elogios. Les amo; ellos hacen bien al alma y hasta al cuerpo. Las mejores digestiones de mi vida son las de las cenas en los que soy brindado.
Las mejores mujeres pertenecen a los hombres más atrevidos.
La vida está llena de obligaciones que se cumplen cuanto más voluntad se tenga de infringirlas atrevidamente.
No levante la espada sobre la cabeza de quien te ha pedido perdón.
La mejor definición del amor no vale un beso de una joven enamorada.
Al ganador las patatas.
El amor por la gloria era lo más verdaderamente humano que hay en el hombre, y, consecuentemente, su cara más genuina.
Hay en todas las cosas un sentido filosófico.
No tuve hijos, no he transmitido a ninguna criatura el legado de nuestra miseria.
Lo que usted señora desea, amiga mía, es llegar ya al capítulo del amor o de los amores, que es su interés particular en los libros...
El pecado más grande, después del pecado, es la publicación del pecado.
Las personas valen lo que vale el apego de la gente, y es de ahí que el maestro Pueblo sacó aquel adagio de que quien al feo ama bonito le parece.
Me gustan los epitafios; ellos son, entre la gente civilizada, una expresión de aquel piadoso y secreto egoísmo que induce al hombre a arrancar de la muerte un harapo al menos de la sombra que ha pasado.
Alguna cosa escapa al naufragio de las ilusiones.
El hombre es una caña pensante. No; es una errata pensante, eso sí. Cada estación de la vida es una edición que corrige la anterior, y que será corregida también, hasta la edición definitiva, que el editor le regala a las larvas.
Sentencias latinas, dichos históricos, versos célebres, máximas jurídicas, máximas, es de buen aviso llevarlas contigo para los discursos de sobremesa, de felicitación o de agradecimiento.
El arte de vivir consiste en sacar el bien mayor del mal mayor.
No se ama dos veces la misma mujer.
Siempre hay una cualidad en los cuentos que los convierte en superiores a las grandes novelas, si unos y otros son mediocres: ser corto.
Si usted quiere componer el libro, aquí tiene pluma, aquí tiene papel, aquí tiene un admirador; pero, si solamente quiere leerlo, quédese quieta, vaya de línea en línea; admito que bostece entre otros capítulos, pero espere el resto, tenga confianza en el relator de estas aventuras.
Uno mira al presente con todas sus lágrimas y nostalgias, otro indaga el futuro con todas las auroras.
Nosotros matamos al tiempo, pero él nos entierra.
Lágrimas no son argumentos.
Se soporta con paciencia los retortijones del prójimo.
Está muerto: podremos elogiarlo a placer.