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El simple observar requiere una claridad asombrosa; de lo contrario, no es posible observar.
Jiddu Krishnamurti
La libertad consiste en reconocer los límites.
La realidad es lo que somos, lo que hacemos, lo que pensamos y la creencia en Dios es simplemente una huida de nuestra vida monotona, estupida y cruel.
Si nos mantenemos totalmente atentos a lo que es, lo comprenderemos y nos veremos libres de ello; pero para estar atentos a lo que somos, tenemos que dejar de luchar por algo que no somos.
No es signo de buena salud el estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma.
Evadir un problema sólo sirve para intensificarlo, y en este proceso la autocomprensión y la libertad se abandonan.
Cuando no hay amor en nuestro corazón, solo nos queda una cosa: el placer; y ese placer es el sexo, por lo tanto este se convierte en un enorme problema.
Comprenderse uno mismo requiere paciencia, tolerancia en el darse cuenta; el yo es un libro de muchos capítulos que no puede leerse en un sólo día, pero cuando empiece a leerlo debe leer cada palabra, cada frase, cada párrafo, porque en ellos hay indicios de la totalidad. El principio es en sí mismo el final. Si sabe leer, podrá encontrar la suprema sabiduría.
Es porque somos tan secos nosotros mismos, tan vacíos y sin amor, que hemos permitido que los gobiernos se apoderaran de la educación de nuestros hijos y de la dirección de nuestras vidas.
Los gobiernos quieren técnicos eficientes, y no seres humanos, porque los seres humanos son peligrosos para los gobiernos, así como también para las religiones organizadas. Por esto los gobiernos y las organizaciones religiosas buscan el dominio sobre la educación.
La verdadera libertad no es algo que pueda adquirir, es el resultado de la inteligencia. No puedes salir y comprar la libertad en el mercado. No puedes obtenerla leyendo un libro o escuchando hablar a alguien. La libertad adviene con la inteligencia.
La palabra alcanzar de nuevo implica tiempo y distancia. La mente es pues esclava de la palabra "alcanzar". Si la mente puede librarse de las palabras "conseguir", "alcanzar", "llegar", entonces el ver puede ser inmediato.
Tienen que insistir en que se les imparta la clase de educación que les estimule a pensar libremente y sin temor, que les ayude a investigar, a comprender; deben exigirla de sus maestros.
La belleza es la apreciación, la sensibilidad a las cosas que a uno lo rodean: la naturaleza, la gente, las ideas.
Cuando uno es joven, debe ser revolucionario, no sólo rebelarse. Ser psicológicamente revolucionario significa no aceptar ningún modelo.
La vida es un misterio extraordinario - no el misterio que hay en los libros, no el misterio de que habla la gente, sino un misterio que uno ha de descubrir por sí mismo; y por eso es tan importante para ustedes comprender lo pequeño, lo limitado, lo trivial, e ir más allá de todo eso.
La tradición incapacita y entorpece la mente de manera inevitable.
El mundo está tan lleno de opiniones como lo está de personas. Y usted sabe qué es una opinión. Uno dice esto, y algún otro dice aquello. Cada cual tiene una opinión, pero la opinión no es la verdad; por lo tanto, no escuche una mera opinión, no importa de quién sea, sino descubra por sí mismo qué es lo verdadero. La opinión puede cambiar de la noche a la mañana, pero no podemos cambiar la verdad.
El maestro que es sincero protegerá a los discípulos y les ayudará por todos los medios posibles a crecer hacia la verdadera clase de libertad; pero le será imposible hacer esto si él mismo está aferrado a una ideología, si es en alguna forma dogmático o egoísta.
El hombre está programado para ser católico, protestante, italiano, británico, y así sucesivamente. Durante siglos ha sido programado: para creer, para tener fe, para seguir ciertos rituales, ciertos dogmas; programado para ser nacionalista e ir a la guerra.
Cuando decimos no sé, ¿qué queremos decir?
La sabiduría no ejerce ninguna autoridad y aquellos que ejercen la autoridad no son sabios.
La religión de todos los hombres debe ser la de creer en sí mismos.
Si posees claridad, si eres una luz interna para ti mismo, nunca seguirás a nadie.
El amor se brinda a sí mismo tal como una flor da su perfume.
La disciplina sólo puede edificar muros a nuestro alrededor; es siempre exclusiva, y siempre provocadora de conflictos. La disciplina no conduce a la comprensión, porque a la comprensión se llega mediante la observación, mediante el estudio, sin prejuicios de ninguna especie.
La libertad es esencial para el amor; no la libertad de la revuelta, no la libertad de hacer lo que nos plazca ni de ceder abierta o secretamente a nuestras apentencias, sino más bien la libertad que adviene con la comprensión.
Conoceremos el estado del amor solo cuando los celos, la envidia, la posesión y el dominio terminen. Mientras haya posesividad, no hay amor.
No se comprende primero y luego actúa. Cuando comprendemos, esa compresión absoluta es la acción.