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La locura es, simplemente, un uso patológico de la razón.
Jesús G. Maestro
La independencia lo es de veras cuando nos emancipa de la vanidad propia y del poder ajeno.
La interpretación literaria no puede poblarse de espectros confesionales ni de fantasmagorías ideológicas.
No se puede dialogar con quien no sabe razonar. Si la razón está en el diálogo, como advierte Habermas, que demuestre cómo se puede dialogar con quien no sabe razonar.
La libertad es lo que los demás nos dejan hacer.
Interpretación literaria es el nombre que los moralistas dan a su deseo de dominar el sentido público de las obras literarias, es decir, su interpretación personal, gremial y fundamentalista de la literatura, para adecuarla al consumo masivo de lectores sin voz.
Quien ignora los principios de la Geometría no será capaz de distinguir un redondel de una circunferencia, del mismo modo que quien ignora la Teoría de la Literatura no será capaz de distinguir una obra literaria de un código de barras, pues supondrá derridianamente que todo es texto.
La música es el sonido de la razón.
Cavernícola es el nombre que Platón dio a quienes viven en un mundo de apariencias.
Es más importante estar que ser. No todas las lenguas pueden expresar esta diferencia ontológica fundamental.
Un idealista es alguien que no encontrará dificultad alguna a la hora de dibujar una circunferencia cuyo radio sea infinito.
Afirmar nietzscheanamente que no hay hechos, sino sólo interpretaciones implica algo fundamental: que quien habla desconoce los hechos.
Idealista es el que se toma la ficción en serio.
La masa no quiere ni la libertad ni la razón. Prefiere siempre sus experiencias ficticias: la utopía y la religión.
La ficción tiene sentido porque existe la realidad.
La inteligencia y la libertad que no se ejercen son la inteligencia y la libertad que no se tienen.
La literatura no es apta para ingenios ingenuos, es decir, para personas cuyos conocimientos racionales están determinados y limitados por sus creencias irracionales.
La ciencia es un conocimiento racional basado en la interpretación causal, objetiva y sistemática de la materia.
Las leyes sirven a quien es dueño del poder que las sustenta.
La ideología es un discurso basado en creencias, apariencias o fenomenologías, constitutivo de un mundo social, histórico y político, cuyos contenidos materiales están determinados básicamente por estos tres tipo de intereses prácticos inmediatos, identificables con un gremio o grupo social, y cuyas formas objetivas son siempre resultado de una sofística.
La realidad no está hecha de palabras.
Quien considere, en términos posmodernos, que todo es ideología, deberá demostrar con claridad cuál es la ideología de conceptos como Endecasílabo, Cronotopo o Renacimiento, por ejemplo.
Si la Razón es Dios, si la Razón es la razón teológica, si es la razón de quienes ganaron en Trento, lo mejor es volverse loco cuanto antes. Sobre esta idea Cervantes escribe el Quijote, libro que expresa ante todo el triunfo de la razón antropológica sobre la razón teológica. Cervantes es a la literatura lo que Spinoza a la filosofía: un materialista y un ateo.
La virtud sólo existe allí donde hay un vicio que ocultar o disimular.
El martirio es la única forma de suicidio autorizada por las religiones, y la guerra es una de las formas de homicidio autorizada por las democracias.