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Hemos construido una civilización entera sobre la exhumación de los depósitos carbónicos del Carbonífero.
Jeremy Rifkin
Las grandes transformaciones económicas de la historia ocurren cuando una nueva tecnología en el campo de la comunicación converge con unos sistemas energéticos también novedosos.
Si el petróleo representa hoy un problema, esperemos a que pasen veinte años: será una pesadilla.
El negocio petrolero configura una de las industrias más grandes del mundo. Es también la empresa de recogida, procesamiento y distribución de energía más costosa jamás concebida por la humanidad.
Al no conectar iniciativas de diferentes ministerios y organismos, los gobiernos desaprovechan posibilidades de hallar sinergias y de generar un enfoque más holístico en la promoción del bienestar de la sociedad.
Vivimos cual sonámbulos. A pesar de la acumulación de pruebas de que la era industrial, basada en los combustibles fósiles, está tocando a su fin y de que la Tierra se enfrenta actualmente a un cambio climático potencialmente desestabilizador, la raza humana en general se niega a admitir la realidad de lo que sucede.
A decir verdad, el sistema educativo (tanto en Estados Unidos como en el mundo en general) es una reliquia de una era pasada. El currículo está trasnochado y no guarda relación con las realidades de las actuales crisis.
La famosa puerta giratoria, por la que los altos ejecutivos de las empresas energéticas y las altas autoridades gubernamentales salen y vuelven a entrar, intercambiando puestos y chaquetas en una especie de difuminación perpetua de competencias, transmite cierta impresión de charlotada.
Pero si la TRI no viene acompañada de un cambio de nuestro modo de concebir y experimentar el mundo (en forma de conciencia biosférica), morirá de manera prematura.
Llevamos varias décadas consumiendo tres barriles y medio de petróleo por cada barril nuevo que descubrimos.
La conjunción de la tecnología de la comunicación de Internet y las energías renovables está dando lugar a una Tercera Revolución Industrial.