Imágenes
Nosotros somos, a pesar de muchas cosas, esos que no olvidamos.
Jenniley Bonilla
Yo daría una estrella por volver a tenerte y por una mirada, un pedazo del mar, y por una caricia este cielo completo y no se qué daría si me fueras a amar.
Te quiero por cada beso, por cada contacto secreto, por las promesas que hicimos, por el tiempo andado y desandado.
Quisiera una velada de placer inagotable... ¡Y tu corazón tallado con mis besos!
Poseo entre mis noches no sé qué incertidumbre... Y ese miedo infernal a las ausencias.
Era dulce y era mágico el encuentro, me detuve en la ilusión de tus palabras aún sabiendo que se borran con el viento.
Te quiero porque me haces feliz, porque forjas primaveras de agua y miel, porque existes en todos mis rincones ¡y porque no sé hacer otra cosa que querer!
Nuestro amor puede ser lo que tú quieras, hoy tan sólo es mi sueño... nada más.
Mi sombra es tu silueta.
No he madurado, no he aprendido a crecer, no he dejado de ser una niña pero te amo tanto como una mujer.
Hay una gran iglesia para amar, y sólo existo para adorar entre columnas de besos un cuerpo que no es humo.
Hace algún tiempo persiguen tus recuerdos mis caminos y sudan bajo el sol, tras mis talones los días más felices ya vividos.
Tú habitas en mi mente a toda hora del día y me muerdes los labios sin mirar el reloj, yo te siento muy cerca cuando estas muy distante porque encuentro tu huella junto a cada rincón.
Te quiero de lunes a domingo aún esos días en que no digo: te quiero.
Hay quienes esperan condiciones, nosotros las creamos.
Cobíjame en tus manos cariñosas y ampárame en tus besos.
Te quiero cuando sonríes y en tu risa veo mi pasado, mi presente y mi futuro profundamente reflejado.
Mas, si existiera el camino de olvidarte, yo voy siguiendo el camino de quererte.
Hay quienes requieren un poema para saberse amados. Nosotros ya nos sabíamos amados y, sin embargo, allí estaba el poema.
Y mi cuerpo aun vestirá con tus caricias y mis ojos sin tus ojos son tan sólo esas lágrimas que empañan la sonrisa.
No conocí la seriedad pero he sabido tenerte entre sonrisas.
Hay quienes buscaron canciones que ampararan sus caricias.
¿Cuándo regresará esa sonrisa que me desnuda en cuerpo y alma?
Enséñame a comer en otras manos, a no escribir poemas con tu huella, a apagar toda luz que tú encendiste, a separar el ruido de tu nombre de las cosas soñadas, de las cosas queridas.
Un corazón correspondido es un grito de caricias, canciones y poemas.
¿Estoy condenada por un tiempo... o te querré por el resto de mis días?
Desde que encontré tus labios, como una mariposa al descubrir su miel, necesito tu boca para embriagar tus noches y tus manos sedientas que alimentan mi piel.
Mi corazón es una voz que te pide a solas que siempre estés aquí...
No me prives del arte de aprender a quererte, no me quites la magia de habitar en tu piel, pues mis labios de niña, sin tus labios de hombre, no serían capaces de besar otra vez.