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El genio tiene virtudes de catálisis: permite que se realicen en frío ciertas operaciones espirituales que exigen, de ordinario, las altas temperaturas de la pasión.
Jean Rostand
Un buen matromonio sería aquel en que se olvidase, durante el día, ser amantes, y por la noche, ser esposos.
Lo mejor para ser escuchados consiste en proporcionar ejemplos claros.
Estamos en relación mágica con la Naturaleza. La próxima transformación biológica de la Humanidad creará seres conscientes de esa relación.
A los que hemos resuelto amar, nos hagan lo que nos hagan, no nos queda sino amarlos aún más si estamos a punto de odiarlos.
No inquieras con demasiada curiosidad en el alma de la mujer; pues, bien mirado, en todas ellas siempre hallaríamos cosas que nos harían perder el amor.
No tengo verdades, apenas convicciones.
No se puede amar con perfección sino lo que se ha perdido para siempre.
La falsedad de una idea no puede impedirle el ser bella y hay ciertos errores tan ingeniosos, que lamentaríamos que no figurasen en los pasos del espíritu humano.
En las luchas conyugales suele salir vencedor aquel de los dos a quienes menos importa la paz.
No son las bajezas de los hombres las que son innobles, sino la forma en que saben hacérselas perdonar.
La ciencia nos ha hecho dioses antes de que mereciéramos ser hombres.
Si el amor te hace débil, procura que nadie lo advierta; más vale que te crean débil por naturaleza.
Tratad de no quitar el gusto de las palabras con las frases.
Consiente en ceder cuando tengas razón, con tal de que sepas ser intransigente cuando estés equivocado.
No hay que olvidar que el primer deber, en el matrimonio, es hacerse perdonar que uno está allí.
Me encanta encontrar en un libro de notas la unidad de un espíritu y el desorden de un cerebro.
Un buen matrimonio sería aquél en que olvidaríamos de día que somos amantes y de noche que somos esposos.
Cuántos ruidos inútiles deben hacer un hombre para llegar hasta un corazón secreto...
Soledad humana: nuestro orgullo tiene la misma fuente que nuestra angustia.
Desprecio al mundo como hacen los que añaden algo a él; pero yo no le añado nada.
¿La cuestión de la fe? Me la planteo todos los días, sin cesar. He dicho no. He dicho no a Dios, si se me permite expresarme de esta manera brutal; pero la cuestión se replantea a cada instante. Estoy obsesionado, digámoslo claramente, obsesionado, si no por Dios, por el no-Dios. Así es.
Grandes desniveles en el espíritu, crean el desequilibrio propicio al genio.
Se cree uno feliz cuando cree dirigirse hacia lo que cree amar.
Análoga dificultad supone el vivir con la persona a quien se ama, como amar a la persona con quien se vive.
Lo grave no es decir tonterías, sino decirlas en nombre de principios.
Mala disposición tiene para el matrimonio quien no tiene madera de déspota o de esclavo.
Quien mata a un hombre es un asesino. Quien mata a miles, un vencedor. Quien mata a todos, un dios.
No trates de convencer nunca a una mujer; jamás la convencerás, y especialmente a la tuya.
Este grave filósofo sabe bien que la vida es una despreciable farsa; pero este bufón no duda de encontrar en ella una grandiosa aventura.
Estamos frustrados en nuestra carne de todo lo que ha soñado nuestro espíritu.
La abundancia es a veces el único recurso de los que no tienen nada que decir.
Sería bastante fácil ser escritor si para ello no se necesitara sino corazón, habilidad y descaro.
No puedo llegar a creer que muerto se esté más muerto que cuando se está dormido.
Al servicio de ideales siempre más elevados, se diría que los hombres se envilecen siempre más.
Rehúso discutir con los que siento menos sensibles a la verdad que yo.
Marido y mujer deben evitar pelearse cuando no se aman lo suficiente para reconciliarse. Un buen matrimonio sería aquel en el que se olvidase por el día que son amantes, y por la noche que son esposos.
La muerte es la única cosa más grande que la palabra que sirve para designarla.
El que pone demasiado de su vida en su literatura, con frecuencia pone demasiado de su literatura en su vida.
La mujer ve, a la vez, en su marido una potencia que combatir y un ser débil a quien proteger.