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No está en nuestra mano carecer de pasiones, pero sí reinar sobre ellas.
Jean-Jacques Rousseau
Detesto más las malas máximas que las malas acciones.
Las ciudades son el abismo de la especie humana.
Es verdaderamente libre aquel que desea solamente lo que es capaz de realizar y que hace lo que le agrada.
Las dos palabras esclavitud y derecho son contradictorias y se excluyen mutuamente.
Al salir de ciertas bocas, la misma verdad tiene mal olor.
No hay uno solo que, llegando a descubrir la verdad y la falsedad, no prefiera la mentira por él descubierta a la verdad encontrada por otros.
El alma resiste mucho mejor los dolores agudos que la tristeza prolongada.
Me regocijo en mi mismo.
No hay tan completa sujeción como la que conserva las apariencias de la libertad, porqué así está la libertad misma cautiva.
Lo que es malo en lo moral, es malo también en política.
El Hombre que no conoce el dolor no conoce ni la ternura de la humanidad ni la dulzura de la conmiseración.
Entre todos los animales, los Hombres son los menos aptos para vivir en rebaño. Si fueran apiñados como las ovejas perecerían en corto tiempo. El aliento del Hombre es fatal para sus semejantes.
Las necesidades más dispendiosas son las que nos imponen la opinión.
Prefiero ser un hombre de paradojas que un hombre de prejuicios.
La clase de felicidad que necesito es menos hacer lo que quiero que no hacer lo que no quiero.
Siempre creí que lo bueno no era sino lo bello puesto en acción, que lo uno estaba íntimamente ligado con lo otro, y que ambos procedían de un origen común dentro del orden de la Naturaleza.
La gratitud es un deber que debiera ser recompensado, pero que nadie debe esperar la remuneración.
¿Queréis que vuestros méritos se conozcan? Alquilad un coche y corred de puerta en puerta: así es como se consigue la celebridad. Echaos la cuenta de que conviene más ser charlatán que hábil.
La humanidad debe gran parte de sus desastres al primero que cercó un terreno y dijo: "Esto es mío".
El honor de un hombre no está en mano de los demás; está en nosotros mismos y no en la opinión pública. No se defiende con la espada ni con el escudo, sino con una vida íntegra e intachable.
Ninguno puede ser feliz si no se aprecia a sí mismo.
Ser adulto es estar solo.
En un mal gobierno, esta igualdad sólo es aparente e ilusoria. Sirve tan sólo para mantener al pobre en la miseria, y al rico en la usurpación. De hecho, la leyes siempre son útiles a los que poseen y perjudiciales a los que nada tienen.
Me siento demasiado superior para el odio.
La fe es cuestión de geografía.
Si fuéramos siempre juiciosos, rara vez tendríamos necesidad de ser virtuosos.
Toda ley que el pueblo en persona no ratifica, es nula.
El amor propio hace más libertinos que el amor.
En lugar de destruir la igualdad natural, el pacto fundamental, por el contrario, sustituye la desigualdad física que la naturaleza pudo haber establecido entre los Hombres por una igualdad moral y legítima.
Mi mayor desgracia ha sido siempre no ser capaz de resistirme a los halagos.
Renunciar a nuestra libertad es renunciar a nuestra calidad de hombres, y con esto a todos los deberes de la humanidad.
Si quitáis de nuestros corazones el amor de lo bello, nos quitáis todo el encanto de vivir.
Si hubiera una nación de dioses, éstos se gobernarían democráticamente; pero un gobierno tan perfecto no es adecuado para los hombres.
La posteridad me honrará porque lo he merecido.
No es nada fácil abandonar la virtud; ella atormenta durante mucho tiempo a los que la abandonan.
Los hombres dicen que la vida es corta y yo veo que se esfuerzan para que sea así.
Jamás he conocido las pasiones más odiosas, nunca ha invadido mi corazón la envidia, la maldad, ni la venganza... en ocasiones la ira, pero no soy muy hábil y jamás guardo rencor.
Es muy difícil pensar noblemente cuando no se piensa más que para vivir.
Cuando no queden en el mundo más que hombres sensatos, una doncella literata seguirá doncella toda su vida.