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El problema del socialismo en el mundo de hoy no parece consistir en cómo instaurarlo para hacer la revolución, sino en cómo instaurarlo, y, a pesar de ello, hacer la revolución.
Jean-François Revel
La derrota cultural es la más abrumadora de las derrotas, la única que no olvidamos jamás, porque no podemos atribuirla ni a la propia desventura ni a la barbarie del adversario.
Un régimen puede, por razones políticas, optar por la bancarrota económica.
Cuando una situación empeora, es más fácil encontrar culpables que inocentes; intrigantes que remedios.
La primera fuerza que dirige el mundo es la mentira.
Incluso escarnecida, la democracia se ha impuesto a todos como valor de referencia.
La televisión es la violación de las multitudes.
En verdad, la política exterior es la guerra, en el sentido de que no existe política exterior plausible si no comporta la amenaza de una guerra.
Si concebimos la libertad de manera abstracta e irrealista terminamos concibiendo de manera abstracta e irrealista la violencia.
Cuanto más democrática es una sociedad, más fácil le resulta a la violencia manifestarse, pero más difícil es conferirle una eficacia revolucionaria.
La certeza de ser de izquierdas descansa en un criterio muy simple, al alcance de cualquier retrasado mental: ser, en todas las circunstancias, de oficio, pase lo que pase y se trate de lo que se trate, antiamericano.
El universo tiene dos partes: América, ciudadela de la reacción, y el resto de la Tierra, donde moran los que se resisten.
Las fragilidades de un sistema no provocan rápidamente su caída a menos que alguien las ponga de manifiesto y deje que sus efectos sean notorios rehusando ayudarlo.
La globalización es el chivo expiatorio de los inútiles.
El club con más socios del mundo es el de los enemigos de los genocidios pasados. Sólo tiene el mismo número de miembros el club de los amigos de los genocidios en curso.
El objetivo del tercermundismo es acusar y si fuera posible destruir las sociedades desarrolladas, no desarrollar las atrasadas.