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Las mujeres son extremadas en todo: o son mejores o son peores que los hombres.
Jean de la Bruyere
La culpa de que un secreto sea revelado recae sobre quien lo confió a otro.
Las cosas más grandes no deben decirse sino sencillamente; el tono enfático las perjudica. Por lo que a las pequeñas se refiere, hay que expresarlas con nobleza: éstas no se corroboran sino mediante la naturalidad y por el tono y modo de decirlas.
La vida es una tragedia para los que sienten, y una comedia para los que piensan.
La obra maestra del espíritu es el gobierno perfecto.
Una circunstancia esencial de la justicia es administrarla prontamente: hacerla esperar o diferirla es ya una ínjusticia.
La liberalidad consiste menos en dar mucho que en los regalos bien planificados.
Quien ha experimentado un amor profundo desdeña la amistad.
La modestia es al mérito lo que en un cuadro son las sombras respecto a las figuras: le da fuerza y relieve.
No es posible hallar en un hombre malvado algo de que sacar un gran hombre.
Casi siempre la burla arguye pobreza de espíritu.
Hay padres tan antinaturales que toda su vida parece estar consagrada a dar motivos a sus hijos para que se consuelen de su muerte.
Existe un placer en la amistad pura que no pueden alcanzar aquellos que han nacido mediocres.
Hay pocas mujeres tan perfectas que no hagan arrepentirse a sus maridos de haberse casado, por lo menos una vez al día.
El hombre que se lamenta de la infelicidad podría, cuando menos, participar de la dicha de sus amigos y allegados; la envidia le priva de esta oportunidad.
En la sociedad, el hombre sensato es el primero que cede siempre. Por eso, los más sabios son dirigidos por los más necios y extravagantes.
Escribir bien es gloria y mérito de algunos hombres, de otros sería gloria y mérito no escribir nada.
El mérito de las acciones humannas lo da el motivo de las mismas; el desinterés las lleva a la perfección.
Debemos buscar sólo pensar y hablar con precisión, sin pretender arrastrar a los demás a nuestros propios gustos y sentimientos.
Cuando el pueblo se rebela no sabemos cómo podrá volver a la calma, y cuando está tranquilo no comprendemos cómo pueden sobrevenir las revoluciones.
Frecuentemente la verdad suele ser lo contrario de los rumores que circulan acerca de los sucesos y de las personas.
El favor (del príncipe) coloca al hombre elegido por encima de sus iguales; y su caída lo pone por debajo de ellos.
La vida es corta y enfadosa; toda ella se nos va en continuas aspiraciones.
De multitud de personas apenas hay cosa que valga la pena más que el nombre. Cuando las veis de cerca, son menos que nada; de lejos, imponen.
Los puestos de responsabilidad hacen a los hombres eminentes más eminentes todavía, y a los viles, más viles y pequeños.
Si no murieran todos los hombres, entonces si, que afligiría al morirse.
Los médicos dejan morir, los charlatanes matan.
Es una cosa triste cuando los hombres no tienen ni el ingenio para hablar bien, ni el juicio para mantener sus lenguas.
La ópera es, obviamente, el primer borrador de un bello espectáculo, sino que sugiere la idea de una.
El amor que nace súbitamente es el más difícil de extinguir.
El presente para los ricos y el porvenir para los virtuosos.
El amor que nace repentinamente más tarda en irse.
Esencial a la justicia es hacerla sin diferirla. Hacerla esperar es injusticia.
El deber de un juez es administrar la justicia, pero su costumbre es diferirla.
Debido a que prestamos demasiada atención a los defectos de los demás, morimos sin haber tenido tiempo de conocer los nuestros.
Un montón de epítetos es alabanza pobres: la alabanza está en los hechos, y en la manera de decirle a ellos.
Hay una especie de vergüenza en ser feliz a la vista de ciertas miserias.
Hay ciertas cosas en las que la mediocridad es intolerable: la poesía, la música, la pintura, la elocuencia pública. ¿Qué tortura es escuchar un discurso frío se pomposamente declamado o de segunda categoría verso hablado con ampulosidad todo mal poeta Sitio!
Los malvados son como las moscas que recorren el cuerpo de los hombres y sólo se detienen en sus llagas.
Cuando una mujer bella elogia la belleza de otra, puede estar segura de que es más hermosa que la elogiada.