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Es menester reír aún sin haber encontrado la felicidad, no sea que muramos sin haber reído nunca.
Jean de la Bruyere
Puede uno esperar mucho de un amigo, si al subir al poder todavía se acuerda de nosotros.
Los niños no tienen pasado ni futuro, por eso gozan del presente, cosa que rara vez nos ocurre a nosotros.
El silencio es el ingenio de los necios.
La muerte sólo se presenta una vez, pero se anuncia en todos los momentos de la vida; es más cruel temerla que sufrirla.
La crítica a menudo no es una ciencia, es un arte que requiere la salud más bien que el ingenio, trabajar más duro que el talento, más que hábito genio nativo. En las manos de un hombre que ha leído mucho, pero carece de juicio, se aplica a ciertos temas que pueden dañar tanto a sus lectores y el propio escritor.
El egoísmo no es más que el medio de convertirlo todo en utilidad propia.
La aprobación es una cosa arbitraria, la belleza es algo más real e independiente del gusto y de la opinión.
Los que emplean mal su tiempo son los primeros en quejarse de su brevedad.
La virtud goza de esta ventaja: se basta a sí misma y puede pasar muy bien sin admiradores, partidarios o protectores. La falta de apoyo y aprobación no sólo no le es perjudicial, antes al contrario, sírvele para conservarse, purificarse y hacerse más perfecta; que esté o no de moda, siempre es ella virtud.
A veces, cuesta mucho más eliminar un sólo defecto que adquirir cien virtudes.
La amistad se forma poco a poco, con el tiempo, por el trato, con la convivencia.
Tememos la vejez, aunque ignoramos si llegaremos a ella.
Propósito bien vano sería el de pretender poner en ridículo a un hombre muy necio, pero muy rico: los que se ríen están de parte suya.
Ningún hombre es tan perfecto, tan necesario para sus amigos, para darles ningún motivo para echarlo de menos menos.
Hay algunas situaciones en la vida en que la verdad y la sencillez forman la mejor pareja.
Entre el sentido común y el buen gusto se encuentra la diferencia entre una causa y su efecto.
Hay que hipopotamo antes de que seamos felices, por miedo a morir antes de que reírse de todo.
Es difícil decidir si la incertidumbre hace al hombre más desgraciado que despreciable.
Más fácil es encontrar un amor apasionado que una amistad perfecta.
La virtud, no por estar de moda, deja de ser virtud.
Todo nuestro mal proviene de no saber estar solos.
La cortesía es conducirse de modo que los demás queden satisfechos de nosotros y de ellos mismos.
Ese hombre es bueno que hace el bien a los demás, si él sufre a causa del bien que hace, él es muy bueno, si él sufre a manos de aquellos a quienes ha hecho el bien, entonces su bondad es tan grande que se podría puede mejorar sólo por mayores sufrimientos, y si había de morir a manos de ellos, su virtud no puede ir más allá: es heroico, es perfecto.
Conviene reír sin esperar a ser dichoso, no sea que nos sorprenda la muerte sin haber reído.
El amor crece poco a poco y por grados se parece demasiado a la amistad para encenderse en pasión. No pasa de ser una de tantas imitaciones de amor.
Entre el genio y el talento existe la proporción del todo con la parte.
Un alma grande está por encima de la injuria, de la injusticia y del dolor.
No hay mujeres feas.
La mayoría de los hombres emplea la primera parte de su vida en hacer desgraciada el resto de ella.
En el mundo hay sólo dos maneras de triunfar: por la propia capacidad o por la imbecilidad ajena.
La muerte no llega más que una vez, pero se hace sentir en todos los momentos de la vida.
Un amigo fiel es bastante para un hombre; lo difícil es encontrar un amigo fiel.
Es una gran miseria no tener suficiente espíritu para hablar con propiedad, pero es mayor miseria todavía no poseer suficiente juicio para saber callar a tiempo.
No hay cosa que honre más a un príncipe que la modestia de su valido.
La amistad pura sabe de placeres que nunca podrán gozar las almas mediocres.
No existe para el hombre más que una verdadera desdicha: incurrir en faltas y tener motivos de censura contra sí.
Sólo el motivo constituye el mérito de las acciones; y el desinterés les da la perfección.
Los hombres se avergüenzan menos de sus crímenes que de sus debilidades y vanidad.
Cuando una lectura eleva vuestro espíritu y os inspira nobles y valerosos pensamientos, no andéis a la busca de otra regla para juzgar de la obra; es buena, y ha salido de manos de buen operario.