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Nada es más engañoso -dijo Darcy- que la apariencia de humildad. Normalmente no es otra cosa que falta de opinión, y a veces es una forma indirecta de vanagloriarse.
Jane Austen
En cambio a mí me corresponde el encontrar ocasiones de contrariarte y de discutir contigo tan a menudo como pueda.
Hay que vivir para aprender.
¿No es la descortesía con todos los demás, la esencia misma del amor?
Gracias a Dios, mañana voy a un sitio en donde encontraré a un hombre que no tiene ninguna cualidad agradable, que no tiene ni modales ni aptitudes para hacerse simpático. Al fin y al cabo, los hombres estúpidos son los únicos que vale la pena conocer.
El amor es deseable. El dinero es absolutamente indispensable.
Rara vez se encuentra un defecto personal que la simpatía no nos haga olvidar poco a poco.
Confieso que no conozco nada más imponente que Darcy en determinadas ocasiones y en determinados lugares, especialmente en su casa y en las tardes de domingo cuando no tiene nada que hacer.
Mis personajes tendrán, después de algunas tribulaciones, todo lo que desean.
Lo poco estable que había de ser la felicidad de una pareja unida únicamente porque sus pasiones eran más fuertes que su virtud.
La experiencia es buena en un hombre.
El bien no siempre conduce a un buen final. Es una verdad reconocida por todos.
Sólo estoy dispuesta a actuar de la manera más acorde, en mi opinión, con mi futura felicidad, sin tener en cuenta lo que usted o cualquier otra persona igualmente ajena a mí, piense.
Los hombres tienen el poder de elegir, las mujeres de rechazar.
Todos llevamos en nosotros mismos un guía mejor de lo que pueda serlo otra persona.
Nadie puede estimarse realmente perfecto si no sobrepasa en mucho lo que se encuentra normalmente.
El verdadero amor no es nunca río de apacible curso...
Mrs. Allen pertenecía a la categoría de mujeres cuyo trato nos obliga a preguntarnos cómo se las arreglaron para encontrar la persona dispuesta a contraer matrimonio con ellas.
Creo yo que apenas se encontraría a una niña casadera en todo el Reino Unido que no prefiriese resignarse con la desgracia de ser pretendida por un hombre inteligente, agradable, a verle ahuyentado por la vulgaridad de sus parientes más próximos.
Aunque reúna todas las perfecciones del mundo, creo que no debería dejarse sentado como indudable que un hombre tiene que ser aceptado por todas las mujeres que a él se le ocurra querer.
Todo lo que consigue la mujer al intentar lucir más elegante es satisfacer su propia vanidad, nunca aumentar la admiración de los hombres ni la buena disposición de otras mujeres.
Una intuición afortunada nunca es tan sólo cuestión de suerte. Siempre hay algo de talento en ello.
Estoy convencida de que a los hombres se les debe hablar con desdén y descaro, pues si no los obligamos a guardar las distancias debidas se vuelven muy impertinentes.
Es mucho mejor elegir que ser elegido, despertargratitud que sentirla.
Cuanto más conozco el mundo, más me desagrada, y el tiempo me confirma mi creencia en la inconsistencia del carácter humano, y en lo poco que se puede uno fiar de las apariencias de bondad o inteligencia.
Hay vileza en todas las artes que las damas a veces se rebajan a emplear para cautivar a los hombres. Todo lo que tenga algo que ver con la astucia es despreciable.
Que nadie presuma de saber traducir los sentimientos de una mujerjoven al obtener la seguridad de un amor para el que apenas se atreviera a guardar una esperanza.
El buen filósofo sólo saca beneficio de donde lo hay.
Lejos y cerca son cosas relativas y dependen de muy distintas circunstancias.
Las indignidades de la estupidez y los desengaños de una pasiónegoísta no pueden inspirar mucha piedad.
Nadie se queja de tener lo que no se merece.
Se puede estar hablando mal continuamente de alguien sin decir nada justo; pero no es posible estar siempre riéndose de una persona sin dar alguna vez en el clavo.
Siempre es incompresible para un hombre ver como una mujer rechaza una oferta de matrimonio.
Los sentimientos son absurdos. Y si piensas en el sexo de aquellos a los que se dirigen, son una auténtica locura.
En determinadas circunstancias, un exceso de alegría denota insensibilidad.
La ironía es la unión de verdades contradictorias para crear una nueva verdad sonriendo o riendo. Y confieso que, si la verdad no se dice con una sonrisa, yo la considero falsa y una negación de la naturaleza humana en sí misma.
Me maravillo a menudo de que la historia resulte tan pesada, porque gran parte de ella debe ser pura invención.
Una novela debe mostrar el mundo tal como es. Como piensan los personajes, como suceden los hechos... Una novela debería de algún modo revelar el origen de nuestros actos.
Era una mujer de mediano entendimiento, información escasa y temperamento caprichoso.
Pero esa expresión, "locamente enamorado", está tan manida, es tan ambigua y tan indefinida, que no me dice nada. Lo mismo se aplica a sentimientos nacidos a la media hora de haberse conocido, que a un cariño fuerte y verdadero.