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Hoy estás donde tus pensamientos te han traído; mañana estarás donde tus pensamientos te lleven.
James Allen
Los soñadores son los salvadores del mundo.
Un hombre es lo que piensa que es.
Desear es obtener; aspirar es alcanzar.
Para obtener el éxito verdadero hágase estas cuatro preguntas: ¿Por qué? ¿Por qué no? ¿Por qué no yo? ¿Por qué no ahora?
Valora tus visiones; valora tus ideales; valora la música que agita tu corazón, la belleza que se forma en tu mente, la gracia que viste tus más puros pensamientos, de ellos crecerán condiciones encantadoras, un ambiente celestial; de ellas se construirá, si te mantienes fiel, tu mundo.
Todo aquello que logran o dejan de lograr en su vida, es el resultado directo de sus pensamientos.
Los hombres están impacientes por mejorar sus circunstancias, pero son poco los que están dispuestos a mejorarse; por lo tanto siguen estando en las mismas circunstancias.
Aquel que lleva en el corazón una visión maravillosa, un ideal noble, algún día lo realizará.
Tus circunstancias pueden no ser de tu agrado, pero no han de seguir siendo las mismas si concibes un ideal y luchas por alcanzarlo.
La ley de la cosecha es cosechar más de lo que se siembra. Siembra un acto, y cosecharás un hábito. Siembra un hábito y cosechas un carácter. Sembrar un carácter y cosechas un destino.
Nuestra vida es nuestro pensamiento. Cuando Un hombre cambia sus pensamientos hacia las cosas y las personas, las personas y las cosas cambian.
En todos los asuntos humanos hay esfuerzos, y hay resultados, y la fortaleza del esfuerzo es la medida del resultado.
Trabajar alegre y pacíficamente, sabiendo que los pensamientos y los esfuerzos traen inevitable resultados buenos.
Los buenos pensamientos llevan hacia los buenos frutos.
Desechar la falta de objetivos y las debilidades y comenzar a pensar con propósito, es comenzar a transitar un camino hacia los logros; quienes hacen que todas las condiciones les sean útiles y piensan en sus objetivos y actúan en forma audaz, los logran.
Las circunstancias no hacen al hombre, ellas lo revelan.
Cuanto más tranquilo haga las cosas un hombre, mayor será su éxito, su influencia, su energía. La tranquilidad de la mente es una de las joyas hermosas de la sabiduría.
Hay que tener un objetivo legítimo, útil y dedicarse sin reservas a él.
La armonía es un estado cuya expresión espiritual es el amor.
Sólo el hombre sabio, sólo aquel cuyos pensamientos son controlados y unificados, hace que le obedezcan los vientos y las tempestades del espíritu.
No hay deber más urgente que el de saber ser agradecido.
Un hombre no está bien hasta que sea feliz, sano, y próspero; y la felicidad, la salud, y la prosperidad son el resultado de un ajuste armonioso del interior con el exterior del hombre.