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Poesía es esa sensación de bienestar, de placer, de gozo que siente alguien cuando se lee, en voz alta, un poema. La poesía no es precisamente lo que sucede cuando se escribe el poema, poesía es el acto de ejecutar el poema. Un poema se hace para ser leído. El poema es poema mientras se lee porque es tiempo y tempo.
Jaime Gil de Biedma
Al principio me halagaba oír que me citaban por la radio o alguien se acordaba de un poema o una línea mía, pero una cosa es la gente o el lector común y otra el gremio de los poetas y los escritores profesionales, aduladores de oficio.
Hacer poesía fue para mí una manera de construirme un muro contra el mundo exterior, una suerte de andamio contra mis propias debilidades interiores.
Los misterios del amor son del alma, pero un cuerpo es el libro en que se leen.
Habré sido en cierto momento marxista, me atraía mucho el análisis marxista de la historia, ese arte de anunciar el pasado que decía Valera a partir de la consideración de Marx sobre aquello de que la anatomía del mono solo era compresible a través de la anatomía del hombre. Pero el marxismo es una doctrina difunta, como la novela, un asunto del ayer, de nuestro ayer.
Resolución de ser feliz por encima de todo, contra todos y contra mí, de nuevo -por encima de todo, ser feliz- vuelvo a tomar esa resolución.
Pero ha pasado el tiempo y la verdad desagradable asoma: envejecer, morir, es el único argumento de la obra.
La vida no es un sueño, tú ya sabes que tenemos tendencia a olvidarlo. Pero un poco de sueño, no más, un si es no es por esta vez, callándonos el resto de la historia, y un instante -mientras que tú y yo nos deseamos feliz y larga vida en común-, estoy seguro que no puede hacer daño.
A duras penas te llevaré a la cama, como quien va al infierno para dormir contigo.
Y te vuelves hacia mí, sonriéndome. Yo pienso en cómo ha pasado el tiempo, y te recuerdo así.
De todas las historias de la Historia la más triste sin duda es la de España porque termina mal.
Para saber de amor, para aprenderle, haber estado solo es necesario.
Despiértate pensando vagamente que el portero de noche os ha llamado. Y escucha en el silencio: sucediéndose hacia lo lejos, se oyen enronquecer los tranvías que llevan al trabajo. Es el amanecer.
¿Cómo poder dormir, mientras que tú tiritas en el rincón más triste de mi cuarto?
Ven. Salgamos fuera. La noche. Queda espacio arriba, más arriba, mucho más que las luces que iluminan a ráfagas tus ojos agrandados. Queda también silencio entre nosotros, silencio y este beso igual que un largo túnel.
Que aunque el gusto nunca más vuelve a ser el mismo, en la vida los olvidos no suelen durar.
De militancia nada, nunca he militado con nada ni con nadie. Yo no creo en esa tesis de que los intelectuales deben meterse a políticos, una cosa son los políticos y otra los intelectuales. Por eso un intelectual trajeado de político es un elemento peligroso, casi siempre terminan siendo tiránicos, sectarios, fanáticos del centralismo democrático y la tesis del partido único.
Amor que tiene calidad de vida, amor sin exigencias de futuro, presente del pasado, amor más poderoso que la vida: perdido y encontrado. Encontrado, perdido...
Envejecer, morir, es el único argumento de la obra.
Tampoco debe olvidar que nada hay más artificial que la escritura. Escribimos porque somos entrenados en ese artilugio que pretende asir la realidad, como recuerdos o como actos del presente. Pero para poder transmitirlos y hacerlos poesía hay que crearlos, extraerlos de la manga del mago, del demiurgo, del poeta.
¡Oh innoble servidumbre de amar seres humanos! ¡Y la más innoble que es amarse a sí mismo!
Yo creía que quería ser poeta, pero en el fondo quería ser poema.
Morir en paz, los dos, como dicen que mueren los que han amado mucho.
Nada que sea tan dulce como una habitación para dos, si es tuya y mía.