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El miedo del ridículo detiene con frecuencia los más nobles impulsos.
Jacques Normand
Hay muchos que no viven sino por miedo a morir.
La mujer que ama tiernamente a su marido se ve, en el fondo, contenta de que su marido sufra un poco más. Es una ocasión de demostrarle que necesita de ella.
Las mujeres miran a las mujeres para verlas, y a los hombres, para ser vistas por ellos.
No hay viejos felices; no hay más que viejos resignados.
La vida no nos parece fácil de verdad sino cuando se trata de la de otros.
Lo que mejor sabe hacer la mujer, después de herir a un hombre, son las hilas.
Los hombres miran a las mujeres por el gusto de verlas; las mujeres miran a los hombres para que se las mire a ellas.
Tener uno todo lo que hace falta para ser feliz no es, sin embargo, una razón para asegurar que lo es.