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Es un hecho demostrado en todo el mundo que el aumento brusco del precio de los alimentos genera malestar político e inestabilidad social en las ciudades.
Jacques Diouf
El suministro de suficientes alimentos a las ciudades constituye un reto cada vez más apremiante, que requiere la integración coordinada de los productores de alimentos, los transportistas, los operadores del mercado y los numerosos vendedores al por menor.
Sueño con un mundo en el que todo hombre reciba cada día alimentos suficientes, inocuos y nutritivos. En mi sueño, las situaciones escandalosas de riqueza y pobreza extremas se mitigan. Veo tolerancia y no discriminación; paz y no disturbios civiles; entornos sostenibles y no degradación ambiental; prosperidad general y no desesperanza y desánimo.
A menos que se tomen medidas en el ámbito político, no hay garantía de que las cosas cambien en el futuro.
Hay algo defectuoso por naturaleza en la manera como se administra el mundo.
Uno de los grandes logros del siglo XX fue conseguir un incremento en la producción de alimentos que sobrepasara con creces al crecimiento demográfico sin precedentes. Tenemos la capacidad de producir suficiente alimento para que todo habitante del planeta se nutra bien.
Muchos de ellos mueren de diarrea, paludismo, sarampión y otras enfermedades, aunque sobrevivirían si estuvieran mejor alimentados. Está claro que el problema del hambre mundial no es de carácter tecnológico, sino político.