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La traducción es escritura. Se trata de una escritura productiva inspirada por el texto original.
Jacques Derrida
Si el traductor no copia ni restituye un original es porque éste sobrevive y se transforma. La traducción será en realidad un momento de su propio crecimiento, él se completará en ella creciendo. Y si el original reclama un complemento es que originariamente no estaba allí sin carencias, lleno, completo, total, idéntico a sí mismo.
Cada vez, con todo lo fiel que se quiera ser, se está traicionando la singularidad del otro al que se interpela.
El camino no es un método; esto debe quedar claro. El método es una técnica, un procedimiento para obtener el control del camino y lograr que sea viable.
Hay que olvidar la lógica maniquea de verdad y mentira, y centrarlos en la intencionalidad de quienes mienten.
Cada libro es una pedagogía destinada a formar su lector. Las producciones en masa que inundan la prensa y el mundo editorial no forman a los lectores, sino que presuponen de manera fantasmática un lector ya programado.
La deconstrucción no es sólo -como su nombre parecería indicar- la técnica de una construcción trastocada, puesto que es capaz de concebir, por sí misma, la idea de construcción. Se podría decir que no hay nada más arquitectónico y al mismo tiempo nada menos arquitectónico que la deconstrucción.
Por fiel que uno quiera ser, nunca deja de traicionar la singularidad del otro a quien se dirige.
Lo relevante en la mentira no es nunca su contenido, sino la intencionalidad del que miente. La mentira no es algo que se oponga a la verdad, sino que se sitúa en su finalidad: en el vector que separa lo que alguien dice de lo que piensa en su acción discursiva referida a los otros. Lo decisivo es, por tanto, el perjuicio que ocasiona en el otro, sin el cual no existe la mentira.
La política es el juego de la discriminación entre el amigo y el enemigo.
La cuestión de la arquitectura es de hecho el problema del lugar, de tener lugar en el espacio. El establecimiento de un lugar que hasta entonces no había existido y que está de acuerdo con lo que sucederá allí un día: eso es un lugar.
He comprobado que las críticas frontales y simples terminan siendo siempre reapropiadas por el discurso que se pretende combatir.
Sabemos que el espacio político es el de la mentira por excelencia; y mientras que la mentira política tradicional se apoyaba en el secreto, la mentira política moderna ya no esconde nada tras de sí, sino que se basa, paradójicamente, en lo que todo el mundo.