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La verdadera religión debe enseñar que la vida está repleta de alegrías gratas a los ojos de Dios, y que el conocimiento sin la acción está vacío.
Jack Herbert
La fuerza que uno puede aplicar sin autodestruirse tiene un límite, hasta para los más poderosos. Juzgar cuál es ese límite constituye el verdadero arte del gobierno. El mal uso del poder es un pecado mortal.
Un tiempo para el amor y un tiempo para el dolor.
Cuando religión y política viajan en el mismo carro, los viajeros piensan que nada podrá detenerles en su camino. Su movimiento es acelerado, rápido y más rápido y más rápido. Dejan a un lado todos los obstáculos.
El misterio de la vida no es un problema que hay que resolver, sino una realidad que hay que experimentar.
Emplear la fuerza bruta significa hacerse infinitamente vulnerable a otras fuerzas mayores.
Un gobernante debe aprender a persuadir y no a obligar.
Pesada es la piedra y densa la arena; pero no son nada al lado de la furia de un idiota.
No nos lamentemos por la falta de justicia mientras tengamos brazos y seamos libres para usarlos.
Las creencias se pueden manipular. Tan solo el conocimiento es peligroso.
Cualquier camino, si se sigue hasta el final, no conduce exactamente a ningún lugar. Escalad tan solo un poco la montaña para comprobar si es una montaña. Desde la cima de la montaña, no podréis ver la montaña.
Todas las civilizaciones han de enfrentarse a una fuerza inconsciente capaz de entorpecer, traicionar o contradecir casi todas las intenciones conscientes del colectivo.