Imágenes
Los libros son como los amigos, no siempre es el mejor el que más nos gusta.
Jacinto Benavente
Si la pasión, si la locura no pasaran alguna vez por las almas. ¿Qué valdría la vida?
Suprime la vanidad en las mujeres y habrás suprimido la mitad, por lo menos, de ambición en los hombres.
Como en las deudas, no cabe con las culpas otra honradez que pagarlas.
De lo que se dice en sociedad, lo que importa es que tenga gracia; lo de menos es que sea verdad.
Perdonar supone siempre un poco de olvido, un poco de desprecio y un mucho de comodidad.
Nunca he comprendido que los hombres ni los pueblos quieran volver a vivir una sola hora de su vida pasada. Bien pasado está todo lo pasado.
No hay ninguna lectura peligrosa. El mal no entra nunca por la inteligencia cuando el corazón está sano.
Nada prende tan pronto de unas almas en otras como esta simpatía de la risa.
Sólo por nuestras obras, por nuestra acción, podemos saber de nuestra vida.
Todos creen que tener talento es cuestión de suerte; nadie piensa que la suerte puede ser cuestión de talento.
Todo lo que tiene un valor puede tener un precio.
El verdadero momento en que una mujer deja de querer a su marido no es cuando se decide a engañarlo, sino cuando él se entera del engaño, porque detruye el encanto de engañarle.
No quieras saber... En amor, como en religión, el saber está muy cerca de la herejía.
La alegría de hacer bien está en sembrar, no en recoger.
Hay secretos que se guardan por delicadeza más que por engañar.
El más noble orgullo para una mujer, por mucho que la hayas ofendido, es poder perdonar siempre, sin tener que arrepentirse.
El enemigo sólo empieza a ser temible cuando empieza a tener razón.
En cuestión de árboles genealógicos es más seguro andarse por las ramas que atenerse a las raíces.