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Hay tres cosas que siempre olvido: los nombres, las caras y... de la tercera no me acuerdo.
Italo Svevo
A diferencia de las demás enfermedades, la vida siempre es mortal.
En la actualidad tengo motivos para pensar que el amor acompañado de tanta duda es el verdadero.
Hay que moverse. La vida tiene venenos, pero también otros, que hacen de contravenenos. Sólo corriendo podemos substraemos a los primeros y disfrutar de los otros.
La religión verdadera es precisamente la que no se debe profesar en voz alta para recibir el consuelo del que a veces -raras veces- no se puede prescindir.
Depende del azar que estemos atados a una rueda móvil o a una inmóvil. Desatarse siempre es difícil.
Una vez casados, ya no se vuelve a hablar de amor y, cuando se siente la necesidad de expresarlo, la animalidad interviene en seguida para restablecer el silencio.