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(Que) sabía que la espada y el cetro no se dan a cualquiera para que realice una cosa cualquiera, sino que se dan a Uno - el Elegido - para que realice siquiera la primera parte de una clara quimera.
Ignacio Braulio Anzoátegui
Porque la primera obligación que nace de la posesión de la verdad es la de morir por ella.
Porque una cosa es pecar con el cuerpo y otra cosa es llorar con el alma llagada. Y una cosa es quemarse en el fuego y otra cosa es subir en el viento de la llamarada.
Apenas un monarca que sabia jugarse todo entero por la gloria de Cristo o el honor de una reina prisionera la muerte y de la florida vanidad de la espera.