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Y las personas con obsesiones -reflexionó Bond- son ciegas ante el peligro. Incluso coqueteaban con él de una manera perversa.
Ian Fleming
Cuando las posibilidades no están a favor, haz que lo estén.
Soy un hombre sin piedad y no habrá tregua alguna. No hay nadie que lleve a cabo un rescate en el último minuto ni tienes la menor posibilidad de escapar. Esto no es un romántico relato de aventuras en que al final el villano cae vencido y el protagonista es condecorado y se casa con la chica. Por desgracia, esas cosas no ocurren en la vida real.
Por desgracia, casi todas las formas de ganar mucho dinero precisan un largo tiempo. Cuando se ha ganado el dinero, ya se es demasiado viejo para disfrutarlo.
En el contexto de esta etapa luminosa y brillante, se puso de pie en el sol y sintió que su misión de ser incongruente y remoto y oscuro de su profesiónal atentaba con la de sus compañeros.
Notó la mirada de la chica pegada a él. Recobró la sangre fría. El agente secreto tomaba las riendas y su mente empezaba a trabajar con frialdad, buscando pistas, mentiras, dudas.
Todos los grandes hombres son maníacos. Están poseídos por una manía que los hace avanzar hacia una meta. Los grandes científicos, los filósofos, los líderes religiosos, todos son maníacos. ¿Qué otra cosa sino la ciega individualidad de un propósito podría dar sentido a su genio y mantenerlos en el camino de su empeño?
Se sentó al lado en el asiento que había dejado y observó a los suburbios de Filadelfia, en sus sombrías llagas y extraños rincones.
Pero soy voraz con la vida. Hago demasiado de todo durante todo el tiempo. De repente, un día me fallará el corazón. El Cangrejo de Hierro me llevará como se llevó a mi padre. Pero yo no le tengo miedo al cangrejo. Al menos habré muerto de una enfermedad honorable. Tal vez, en mi lápida, inscriban: Este hombre murió a fuerza de vivir demasiado.
Pero en este momento nos encontramos en la situación del detective que sabe que un hombre va a cometer un asesinato. Ni siquiera sabe con seguridad si lleva o no una pistola. No puede hacer nada, excepto seguirle y esperar a que saque el arma del bolsillo y apunte. Entonces, y sólo entonces, el detective puede dispararle o detenerlo.
- ¿Es verdad que es usted policía? -No exactamente, pero me dedico a este tipo de asuntos. - ¿Quiere decir que es detective? -Bueno, una especie de detective. - ¡Lo sabía!
Va a ser un asesinato sin más, a sangre fría. En mi tierra, se deja que los perros dormidos se queden echados, pero si se levantan y muerden, se les pega un tiro. No se les ofrece un duelo. ¿De acuerdo?
Todo eso está muy bien -prosiguió Bond-, El héroe mata a dos villanos. Pero cuando el héroe Le Chiffre empieza a matar al villano Bond y el villano Bond sabe que él no es ningún villano, entonces ves la otra cara de la moneda. Héroes y villanos se confunden entre sí.
Rodéate de seres humanos, querido James. Es más fácil luchar por ellos que por los principios. -Se echó a reír. - Pero no me defraudes y te vuelvas humano. Perderíamos una máquina fantástica.
Una vez es coincidencia, dos es casualidad y tres es la acción del enemigo.
Se encogió de hombros para librarse del dolor del fracaso..., el dolor del fracaso que es muchísimo más intenso que el placer del éxito.
Sería un placer, que tal si bebemos, pero sobre todo vamos a hablar de los problemas.
- ¿Qué vamos a hacer? -preguntó con ansiedad-. ¿De qué va todo esto? -Nos quieren liquidar -respondió Bond con calma-. Así que debemos mantenernos con vida.
Las personas son como islas -dijo-. En realidad nunca se tocan. Por muy próximas que estén, en el fondo se encuentran muy separadas. Incluso los que llevan casados cincuenta años.
Soy una especie de policía. Me envían desde Londres siempre que sucede algo raro en alguna parte del mundo que no es asunto de nadie.
Era un agente secreto y todavía estaba vivo gracias a la minuciosa atención de su profesión a los detalles.
Pero ¿Qué podría hacer provechoso aquí, sin ninguna espía hermosa a la que hacer el amor?
Soy un poeta en los hechos, no a menudo en las palabras.
Hoy en día, la historia avanza muy deprisa y los héroes y los villanos intercambian sus papeles constantemente.
Si uno fracasa en las cosas importantes, es porque no tiene grandes ambiciones. La concentración, el interés; eso es lo que importa. Las aptitudes aparecen, las herramientas se forjan por sí solas.
En mi profesión -dijo-, cuando me tropiezo con un hombre como ése, tengo otra divisa: vive y deja morir.
Eso había acabado por decidir la línea de acción, la pura codicia de poseerla.