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La mujer se burla de los hombres como quiere, cuando quiere y mientras quiere.
Honoré de Balzac
La caída de un gran hombre está siempre en relación con la altura a la que ha llegado.
En todos sitios, antes de juzgar a un hombre, la gente escucha lo que de él piensa su mujer.
La ingratitud acaso se origine del no poder pagar el beneficio.
Para saber hasta donde llega la crueldad de esos encantadores seres que nuestras pasiones enaltecen tanto, es necesario ver a las mujeres entre ellas.
El arte nace en el cerebro y no en el corazón.
Hay que dejar la vanidad a los que no tienen otra cosa que exhibir.
Cuando un hombre pega a su amante inflinge una herida; cuando pega a su esposa es un suicidio.
Un periódico no está hecho ya para ilustrar, sino para halagar las opiniones. Por ello, dentro de un tiempo, todos los periódicos serán viles, hipócritas, infames, mentirosos, asesinos; mataran las ideas, las filosofías y a los hombres, y florecerán por eso mismo.
El amor es un poema eternamente personal.
En las mujeres, el instinto equivale a la perspicacia de los grandes hombres.
Emancipar a las mujeres es corromperlas.
La ignorancia es la madre de todos los crímenes. Un crimen es, ante todo, una falta de raciocinio.
Los hombres superiores son los únicos que saben amar.
La misión del arte no es copiar la naturaleza, sino expresarla.
¡Cuantas tonterías humanas se encierran en ese recipiente que lleva como rótulo: libertad!
La mediocridad no se imita.
Amar es entregarse totalmente sin esperar, la menor recompensa; es vivir bajo un sol extraño al que se siente terror en alcanzar.
Lo que el genio tiene de bello es que se parece a todo el mundo y nadie se le parece.
El anciano es un hombre que ya ha comido y observa cómo comen los demás.
Elegancia es la ciencia de no hacer nada igual que los demás, pareciendo que se hace todo de la misma manera que ellos.
En el trabajo olvido mis sufrimientos... ¡El trabajo es mi salvación!
Sólo los mediocres piensan en todo.
Cada suicidio es un sublime poema de melancolía.
¡La bilis no facilita los negocios!
Las leyes son como las telas de araña, a través de las cuales pasan libremente las moscas grandes y quedan enredadas las pequeñas.
El poder no consiste en golpear siempre o con frecuencia, sino en golpear oportunamente.
Puede que la virtud no sea sino la urbanidad del alma.
El amor verdadero, como es sabido, es implacable.
El amor es la eterna historia del juguete que los hombres creen recibir y del tesoro que las mujeres creen dar.
Las almas grandes siempre están dispuestas a hacer una virtud de una desgracia.
Muchos animales son cristianos para compensar la cantidad de cristianos que son animales.
Es tan absurdo pretender que un hombre no puede amar siempre a la misma mujer, como pretender que un buen violinista no puede tocar siempre el mismo instrumento.
El periódico es una tienda en que se venden al público las palabras del mismo color que las quiere.
El amor implica un fenómeno tan raro que se puede vivir toda la vida sin encontrar el ser a quien la naturaleza ha concedido el poder de hacernos feliz.
La desgracia crea en ciertas almas un vasto desierto en el que resuena la voz de Dios.
El tiempo es el único capital de aquellos que sólo poseen la fortuna de su inteligencia.
El odio confesado es impotente.
Los que no tienen hijos ignoran muchos placeres, pero también se evitan muchos dolores.
La conciencia, amigo, es uno de esos bastones que todo el mundo coge para apalear a su vecino, pero que nunca nadie hace servir para sí mismo.