Imágenes
Las voces de la brisa dirán tu nombre como un rumor. Y en el jardín del alma renacerá una flor, y temblarán las manos al presentir tu amor.
Homero Manzi
Vendrás, siempre, vendrás, a consolar mi mal cuando mi cerrazón busque luz, cuando mi corazón te nombre más. Y sé que volverás la mano en bendición, trayendo tu perdón en un beso de paz.
Alguna vez, alguien que sea dueño de fuerzas geniales, tendrá que realizar el ensayo de la influencia de lo popular en el destino de nuestra América, para recién entonces poder tener nosotros la noción admirativa de lo que somos.
La esquina del herrero, barro y pampa, tu casa, tu vereda y el zanjón, y un perfume de yuyos y de alfalfa que me llena de nuevo el corazón.
Así es el tango, sabés, de ayer y de hoy, requiebro y pena de amor. Si no entendés, escuchá lo que te digo, que los barrios son testigos de que cuento la verdad.
Pasa la murga con sus alardes entre la siesta del arrabal. Y un son de lata puebla la tarde y su rumor es la canción del carnaval.
La piel de color moreno el pelo color carbón... ¡Y en lo oscurito del pecho donde duermen los recuerdos colorado el corazón!
Y junto a la orfandad de mi tristeza buscando la humildad de los rincones está la sombra larga de tu ausencia: visión de soledad y de dolor.
Después... Vendrá el olvido o no vendrá y mentiré para reír y mentiré para llorar.
Alma, no entornes tu ventana al sol feliz de la mañana. No desesperes, que el sueño más querido es el que más nos hiere, es el que duele más.
Arrabales porteños de casitas rosadas donde acuna los sueños el rasguear de las guitarras.
Tu canción tiene el frío del último encuentro. Tu canción se hace amarga en la sal del recuerdo. Yo no sé si tu voz es la flor de una pena, sólo sé que al rumor de tus tangos, Malena, te siento más buena, más buena que yo.
Como cien estrellas que jamás se apagan, brillan tus recuerdos en mi corazón. Ellos me regalan la ilusión del alba en la noche triste de mi cerrazón.
Olvidar es vivir, perdonar es querer y es mejor buscar la fe en el porvenir que andar penando por las huellas del ayer.
Una lágrima tuya me moja el alma mientras gimen las cuerdas de mi guitarra.
Por eso yo, ante ese drama de ser hombre del mundo, de ser hombre de América, de ser hombre Argentino, me he impuesto a la tarea de amar todo lo que nace del pueblo, de amar todo lo que llega al pueblo, de amar todo lo que escucha el pueblo.
Malena canta el tango como ninguna y en cada verso pone su corazón.
Esquina de barrio porteño te pintan los muros la luna y el sol. Te lloran las lluvias de invierno en las acuarelas de mi evocación.
Bandoneón, para qué nombrarla tanto, no ves que está de olvido el corazón y ella vuelve noche a noche como un canto en las gotas de tu llanto, ¡Che bandoneón!
El amor para que dure tiene que ser como el locro un poquitito de trigo un poquitito de todo.
Somos... Sí, lo mismo, con igual destino. Garúa borrosa de un día de abril. Un nido vacío y un viejo camino y un aire de ausencia muy triste y muy gris.
El duende de tu son, che bandoneón, se apiada del dolor de los demás, y al estrujar tu fueye dormilón se arrima al corazón que sufre más.
Dónde irás ilusión... ¡Dónde irás a ocultar el amor!
Al ruido del tamboril, carnaval, carnavalera, me dijo que era feliz. Por eso con su canción, carnaval, carnavalera, se agranda mi corazón.
Por adentro es un vacío, por afuera un monumento retocado por la moda con un golpe de pincel. Prototipo de mediocre, sin ideal ni sentimiento, y arrastrado por los vientos como un trozo de papel.
Los recuerdos nos hacen tanto daño tal vez porque los años agranden la emoción.
Dos meses en un barco viajó mi corazón. Dos meses añorando la voz del bandoneón. El tango es puerto amigo donde ancla la ilusión. Al ritmo de su danza se hamaca la emoción.
Hoy, recién, recién, miro las cosas sin sombras ni mentiras y comprendo cuanto enseñan las lecciones de la vida.
Te buscó mi fe en la oscuridad sin saber por qué. Te soñó mi afán en la soledad sin querer sonar. Te llamó mi voz y tu voz me respondió y en tu voz hallé fe para esperar tu amor.
Y en el milagro extraño de ser tu niño, revivo la presencia de tu cariño.