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Duele tanto la rutina de una vida siempre igual, la costumbre duele tanto, que esta noche, liberado del perfume de oficinas, ¡quiero música, maestro, hasta morir!
Homero Expósito
Vivir es cambiar... ¡dale paso al progreso que es fatal! ¡Chau, no va más!... Simplemente, la vida seguirá. ¡Qué bronca sentir todavía el ayer y dejarte partir sin llorar!
Recuerdo que entonces reías si yo te leía mi verso mejor y ahora, capricho del tiempo, leyendo esos versos ¡lloramos los dos!
Déjame volver con el recuerdo de aquellas esperanzas del día que partí.
Mi sueño que tanto te sueña te espera, pequeña, con esta canción.
Para mí que lo hicieron en mi casa como el pan que la vieja siempre dio, ¡le sobra tanto amor que rompe los bolsillos!
Cruel en el cartel, la propaganda manda cruel en el cartel, y en el fetiche de un afiche de papel se vende la ilusión, se rifa el corazón...
Sobre el fino garabato de un tango nervioso y lerdo se irá borrando el recuerdo.
Había en nuestros sueños delirios de distancia, sabíamos que el agua corría rumbo al mar, y hacíamos barquitos con hojas de esperanza y vos eras la reina y yo era el capitán...
Por eso canto, canto, canto porque tienes tanto, tanto, tanto como un beso en flor. Tienes eso, eso, eso que me tiene preso, eso, eso, tienes todo eso, eso, eso que se llama amor...
Quiero música, maestro, se lo pido por favor, que esta noche estoy de tangos... Quiero hacerle un expediente al corazón, que tenga compás y canto...
Eran sus ojos de cielo el ancla más linda que ataba mis sueños.
Quedará el salón vacío con un montón de esperanzas que irán camino al olvido... ¡A bailar, a bailar que la orquesta se va!
Pudo el amor ser un nudo mas dudo que pudo luchando vencer... Una casa era pobre, otra rica... Fácilmente se explica que no pudo ser.
¿Oyes el compás? Es el corazón. Ya verás qué dulces son las horas del regreso, ya verás qué dulces los reproches y los besos. Ya verás, amor, qué felices horas al compás del corazón.
Donde el río se queda y la luna se va donde nadie ha llegado ni puede llegar, donde juegan conmigo los versos en flor tengo un nido de plumas y un canto de amor.
Para cantarle al amor no se precisa experiencia: se forma un nido entre dos y lo demás... va sin letra.
Vivir es cambiar.
Por los viejos cafetines siempre rondan los recuerdos y un compás de tango de antes va a poner color al dolor del emigrante.
Y otra vez, corazón, te han herido... Pero amar es vivir otra vez.
Primero hay que saber sufrir, después amar, después partir y al fin andar sin pensamiento.
Para cantarle al amor no hay que mirar las estrellas, hay que ser hombre de honor y lo demás... no interesa.