Imágenes
Al hablarte me escuchas desnuda de conceptos, renuncias a ti misma para volverte aire.
Homero Aridjis
Tiene la medida de mi sueño los ojos de mi infancia ama lo que yo amo lo que no retorna lo que no llega todavía se levanta en mis párpados y de ahí hace volar sus sueños.
Una palabra corta en dos tus labios.
Ni un momento he dejado de ver en este cuerpo la forma de tu ausencia.
Deseo. Dos llamas que apagan su calor cuando están más fundidas, y tienen más desolación cuando parecen más unidas.
Tu cimbreo, tu cintura me estremecían y el jardín parecía tener más rosas y el verano calor.
La poesía es poner la vida en palabras.
La ciudad se ilumina para nuevas proezas.
A veces uno toca un cuerpo y lo despierta, por él pasamos la noche que se abre, la pulsación sensible de los brazos marinos y como al mar lo amamos, como a un canto desnudo como al solo verano.
Cuando sólo tenga la eternidad para ofrecerte, una eternidad de voces y de olvido, una eternidad en la que ya no podré verte ni tocarte ni encelarte ni matarte, cuando a mí mismo ya no me responda y no tenga día ni cuerpo entonces seré tuyo entonces te amaré para siempre.
Dos cosas constantes te revelan, te tienen de cuerpo entero en el instante, y son la cama y la mesa de madera, hechas a la medida del amor y del hambre.
Sólo la noche posada en tus cabellos, la noche raspándonos los ojos, la noche uniéndonos y separándonos.
Desnuda en el esplendor irreparable sus ojos se abren como un río de luz y de sonido.