Frases de Homero

Imágenes

1

2

3

4

5

6

7

8

9

10

Míseros mortales que, semejantes a las hojas, ya se hallan florecientes y vigorosos comiendo los frutos de la tierra, ya se quedan exánimes y mueren.

Llevadera es la labor cuando muchos comparten la fatiga.

El que ama la guerra civil es un hombre sin lazos de familia, sin hogar y sin ley.

¡Cuán tedioso es un cuento contado de nuevo!.

Nada hay tan dulce como la patria y los padres propios, aunque uno tenga en tierra extraña y lejana la mansión más opulenta.

Cual la generación de las hojas, así la de los hombres. Esparce el viento las hojas por el suelo, y la selva, reverdeciendo, produce otras al llegar la primavera: de igual suerte, una generación humana nace y otra perece.

Es voluble la lengua de los hombres, y de ella salen razones de todas clases; hállanse muchas palabras acá y allá, y cual hablares, tal oirás la respuesta. Mas ¿qué necesidad tenemos de altercar, disputando e injuriándonos, como mujeres irritadas, las cuales, movidas por el roedor encono, salen a la calle y se zahieren diciendo muchas cosas, verdaderas unas y falsas otras, que la cólera les dicta?

Los excelsos regalos de los dioses no pueden ser destruidos con facilidad por los mortales hombres, ni ceder a sus fuerzas.

Odioso para mí, como las puertas del Hades, es el hombre que oculta una cosa en su seno y dice otra.

El esclavo pierde la mitad de su alma cuando entra en servidumbre.

Zeus no presta su ayuda a los embusteros.

Ningún hombre nacido de mujer, valiente o cobarde, puede escaparse de su destino.

Ni el hombre más bravo puede luchar más allá de lo que le permiten sus fuerzas.

Preferiría ser esclavo del más pobre campesino que reinar sobre los muertos.

La religión es la cadena de oro que sujeta la tierra al trono del Eterno.

No es correcto jactarse de los muertos.

El sueño es el hermano gemelo de la muerte.

Levantado el muro contra la voluntad de los inmortales dioses, no debía subsistir largo tiempo.

La cuestión en la vida no es saber mucho, sino olvidarse de poco.

Los hombres se cansan antes de dormir, de amar, de cantar y bailar que de hacer la guerra.

Después de los acontecimientos, hasta el necio es sabio.

No hay mejor aguijón que la necesidad.

El genio se descubre en la fortuna adversa; en la prosperidad se oculta.

No envidies la riqueza del prójimo.

La fortuna es como un vestido: muy holgado nos embaraza, y muy estrecho nos oprime.

Las heces amargas de la fortuna se pierden en el drenaje.

Todo hombre sabio ama a la esposa que ha elegido.

En la juventud y en la belleza la sabiduría es escasa.

No debe depositarse ninguna confianza en las mujeres.

La raza de los hombres es como la de las hojas: cuando una generación florece, otra declina.

La relación que existe entre los autores mediocres y la crítica mediocre es más o menos ésta: ninguno se fía del otro.

Dios ha puesto el trabajo por centinela de la virtud.

Ten paciencia, alma mía: tú has sufrido cosas peores.

No estés mucho tiempo lejos del hogar.

Y el Pelida deseaba alcanzar gloria y tenía las manos manchadas de sangre y polvo.

La raza de los hombres es celosa; sus brasas son brasas de fuego.

Las almas generosas son dóciles.

La juventud tiene el temperamento vivo y el juicio débil.

Dejemos que el pasado sea el pasado.

Explorar Autores

Matías Prats Luque Vittorio Alfieri Armando Palacio Valdés Richard Baxter Jon Bernthal Amaia Montero Walter Savage Landor Ramon Llull Octave Uzanne Jakob Nielsen