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La vida de cada hombre es un camino hacia sí mismo, el intento de un camino, el esbozo de un sendero. Ningún hombre ha llegado a ser él mismo por completo.
Hermann Hesse
Pero todos los buenos pasos alegres y felices de aquella época de mi vida fueron dados sin reflexionar. Posiblemente el reino de la libertad sea también el reino de las equivocaciones.
... no hay ningún sueño eterno: a cada sueño le sustituye uno nuevo y no se debe intentar retener ninguno.
La mañana y la noche vienen otra vez vienen siempre de nuevo mientras que tú jamás.
Para que pueda surgir lo posible es preciso intentar una y otra vez lo imposible.
¡Qué extraño es vagar en la niebla! Ningún hombre conoce al otro.
Sólo fuimos capaces de reconocer el paraíso como tal, cuando nos arrojaron de él.
Observa bien a un hombre y sabrás de él más que él mismo.
Llama al pasado, llama al futuro: ¡Ambos se hallan en ti!
La felicidad es amor, no otra cosa. El que sabe amar es feliz.
Hay quienes se consideran perfectos, pero es sólo porque exigen menos de sí mismos.
No me interesa nada de lo político, de lo contrario hace mucho que sería revolucionario. No tengo otra pretensión que la de actuar conmigo mismo y con las cuestiones puramente intelectuales.
Cuando odiamos a un hombre, odiamos en su imagen algo que se encuentra en nosotros mismos.
Las cosas bellas son perecederas y los buenos tiempos jamás son de larga duración.
Y ni condenas ni odios, sino amor resignado y amorosa paciencia nos acercan a la meta sagrada.
Lo blando es más fuerte que lo duro; el agua es más fuerte que la roca, el amor es más fuerte que la violencia.
Siempre gana quien sabe amar.
Pero te confieso, querido mío, que entre el pensamiento y la palabra no encuentro gran diferencia. A decir verdad, no presto más atención a una que al otro. Mayor importancia tienen para mí las cosas.
Soledad era independencia, yo me la había deseado y la había conseguido al cabo de largos años. Era fría, es cierto, pero también era tranquila, maravillosamente tranquila y grande, como el tranquilo espacio frío en que se mueven las estrellas.
... cabía la posibilidad de que los profesores hubiesen sido preparados y nombrados precisamente para obstruir en lo posible la aparición de hombres famosos, libres, y la ejecución de grandes, magníficas hazañas.
Vivimos sólo de nuestros pobres, bellos, y magníficos sentimientos, y cada sentimiento que lastimamos es una estrella que apagamos.
Pero algo hay que me siento incapaz de amar: las palabras. He aquí por qué no hago caso de las doctrinas. Carecen de consistencia, de blancura, de color, de perfume, de gusto; solo una cosa tienen: palabras.
Uno nunca llega a casa -dijo-, pero donde quiera que se crucen caminos amistosos, todo el mundo parece estar en casa por un tiempo.
Ninguno de los libros de este mundo te aportará la felicidad, pero secretamente te devuelven a ti mismo.
Cuando buscamos a alguien, buscamos en nuestro entorno algo que está dentro de todos.
No tengo derecho a juzgar la vida de los otros. Sólo debo juzgarme a mí mismo y elegir o rechazar en función de mi persona.
Cuando odias a una persona, odias algo de ella que forma parte de ti mismo. Lo que no forma parte de nosotros no nos molesta.
Nunca he perdido el sentimiento de contradicción que hay detrás de todo conocimiento.
Recordando con dolor que el hombre no es más que un peregrino y un fugazhuésped sobre esta tierra, errante entre la vida y la muerte y jamás seguro de posesión alguna.
Cuando alguien necesita algo con mucha urgencia y lo encuentra, no es la casualidad la que se lo proporciona, sino él mismo. El propio deseo y la propia necesidad conducen a ello.
Hago mi camino cansado y polvoriento, y detenida y dudosa queda tras de mí la juventud, que baja su hermosa cabeza y se niega a acompañarme.
La belleza no hace feliz al que la posee, sino a quien puede amarla y adorarla.
Quien no encaja en el mundo, está siempre cerca de encontrarse a sí mismo.
Podemos comprendernos unos a otros, pero sólo a sí mismo puede interpretarse cada uno.
Ningún hombre ha sido nunca por completo él mismo; pero todos aspiran a llegar a serlo, oscuramente unos, más claramente otros, cada uno como puede.
Cuando llegue usted a pedir llevando en sí la plena seguridad de lograr su deseo, la demanda y la satisfacción coincidirán en un solo instante.
Hacer versos malos depara más felicidad que leer los versos más bellos.
En cuanto así sucede, en cuanto intentas algo que te es ordenado desde el propio interior, acabas por conseguirlo, y puedes uncir tu voluntad como un buen animal de tiro.
Cuando la dicha me deja alguna vez una hora de tiempo para estar despierto, para sentir anhelosíntimos, entonces todo mi anhelo no se cifra en conservar por siempre esta ventura, sino en volver a sufrir, aunque más bella y menos miserablemente que antes.
Tienes razón al decir que poco importan las opiniones.