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El parecer de uno, enfermedad sagrada.
Heráclito
También los hombres dormidos son obreros que coadyuvan a lo que en el mundo se está haciendo.
Los que buscan oro excavan mucha tierra y encuentran poco.
Los cuerpos muertos han de desecharse con mayor motivo que el estiércol.
No hay que hablar y actuar como hijos de nuestros padres.
La virtud es la ruta más corta hacia la gloria.
Ha de luchar el pueblo por su ley, igual que por su muralla.
Para Dios todo es hermoso, bueno y justo. Los hombres han concebido lo justo y lo injusto.
Dios es día y noche, invierno y verano, guerra y paz, abundancia y hambre.
No es posible meter el pie dos veces en el mismo río.
No sería mejor para los hombres que sucediera lo que desean.
Los médicos cortan, queman, torturan. Y haciendo a los enfermos un bien, que más parece mal, exigen una recompensa que casi no merecen.
Erudición no enseña sensatez, pues se la habría enseñado a Hesíodo y a Pitágoras y aún a Jenófanes y a Hecateo.
Es de sabios prestar oídos no a mí, sino (al logos) a la palabra, y reconocer que todas las cosas son una.
Los hombres despiertos no tienen más que un mundo, pero los hombres dormidos tienen cada uno su mundo.
La guerra es el padre y el rey de todas las cosas.
En la circunferencia, el principio y el fin coinciden.
Más vale apagar una injuria que apagar un incendio.
Porque sin fuerzas de colisión no hay movimientos y no hay realidad.
Homero merecía que lo expulsaran de los certámenes y que lo apalearan, y Arquíloco, otro tanto.
No está bien ocultar la propia ignorancia, sino descubrirla y ponerle remedio.
Una sabiduría múltiple no enseña la cordura.
Malos testimonios son los ojos y las orejas para quienes no entienden su lenguaje.
Inmortales, los mortales; mortales, los inmortales; viviendo unos la muerte de aquéllos, muriendo los otros la vida de aquéllos.
El agua del mar es mala para los hombres y saludable para los peces.
El carácter es para el hombre su destino.
Los asnos preferirían la paja al oro.
La guerra de todos es padre, de todos rey; a los unos los designa como dioses, a los otros, como hombres; a los unos los hace esclavos, a los otros, libres.
Lo mismo es viviente y muerto, despierto y durmiendo, joven y viejo; pues esto al cambiar es aquello y aquello al cambiar es de nuevo esto.
Preciso es saber que la guerra es común; la justicia, contienda, y que todo acontece por la contienda y la necesidad.
En el círculo se confunden el principio y el fin.
El alma seca es la más sabia y la mejor.
No escuchándome a mí, sino a la razón, sabio es reconocer que todas las cosas son una.
Todo cambia nada es.
No puedes bajar dos veces el mismo río, pues nuevas aguas corren sobre ti.
Nadie se baña en el río dos veces porque todo cambia en el río y en el que se baña.
El sol tiene el tamaño de un pie humano.
Al mismo río entras y no entras, pues eres y no eres.
Los busacadores de oro cavan mucho y hallan poco.
Muerte es cuantas cosas vemos al despertar, sueño cuantas vemos al dormir.