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Nos juzgamos a nosotros mismos por lo que no nos sentimos capaces de hacer, mientras que los demás nos juzgan por lo que hemos hecho.
Henry Wadsworth Longfellow
Que el pasado muerto entierre sus muertos.
No confíes en el futuro por más placentero que sea. Deja que el tiempo pasado entierre a sus muertos. Actúa en el presente. Recuerda que si tú te ayudas, Dios te ayudará.
La lección más importante que los grandes escritores nos han enseñado con su vida se podría tal vez encerrar en una sola palabra: ¡Aguarda!
Se tarda menos en hacer una cosa bien que en explicar por qué se hizo mal.
Un crítico novato es coma un niño con escopeta: a menudo dispara sobre todo ser viviente que ve, pensando en su puntería y no en el dolor que causa.
Cuanto más cerca está la aurora, más negra es la noche.
Las alturas logradas por los grandes hombres, no fueron alcanzadas en un rápido, vuelo; sino que durante la noche, mientras sus compañeros dormían, ellos fueron abriéndose el camino hacia arriba.
No es el mal que recibimos el que nos hace daño, sino el que hacemos a otros.
La juventud viene sólo una vez en la vida.
No hables de afecto perdido, el afecto nunca es en vano.
En el gran ejército de las letras, los críticos son los centinelas, apostados en los rincones de periódicos y revistas, para echar el alto a todo autor novel.
Una conversación con un hombre sabio vale más que diez años de estudio en libros.
Adelante trabajando siempre logrando siempre buscando y aprendiendo a forjar y esperar.
Los que se alejan no son los que sienten el dolor de la partida; los que sufren son los que se quedan atrás.
Lo que podemos hacer cuando cae la lluvia, es dejarla caer.
Aunque Dios mueve lentamente las ruedas de su molino, éstas muelen muy finamente; aunque pacientemente espera, el muele hasta el último grano.
Es difícil saber en qué momento exacto comienza el amor; menos difícil es saber que ha comenzado.
Decídete y serás libre.
La música es la lengua universal de la humanidad.
Seamos misericordiosos y a la vez justos.
Acuérdome de los destellos y de las melancolías que cruzan el cerebro de un colegial; de aquel cantar y de aquel silencio en el corazón, que en parte son profecías y en parte anhelos bravíos y vanos.
Muchos triunfarían en las pequeñas cosas, si no se dejaran llevar por la ambición.
Si pudiéramos profundizar en la vida intima de nuestros enemigos, encontraríamos tanta tristeza y sufrimiento que desarmarían cualquier hostilidad nuestra.
Naves que se cruzan en la noche, y se hablan al pasar; sólo una señal se ve, sólo una vozdistante se oye en la oscuridad. Así, en el océano de la vida pasamos nosotros y nos hablamos unos a otros: sólo una mirada y una voz, y luego la oscuridad y el silencio.
En el clamor de la multitud, en los aplausos y en las burlas, o en el cariño de los demás, no encontramos el triunfo o la derrota; sólo se encuentra dentro de nosotros mismos.
Todo hombre tiene sus penas secretas que el mundo no conoce. Por eso a veces acusamos de frialdad a un hombre que en realidad, sólo es un hombre triste.
Todo corazón humano es humano.
Sé noble en cada pensamiento, y en cada acción.
La melancolía es una tristeza, un deseo sin nada de dolor, parecido a la tristeza en la misma medida en que la neblina se parece a la lluvia.
No seas fatuo, llevando el ganado, ¡sé un héroe desinteresado!
Dejarme solo cara a cara con mi crimen hubiera sido justo castigo.
Si pudieras leer la historia secreta de nuestros enemigos, deberíamos encontrar el dolor y sufrimiento de cada uno de ellos, como para desarmar toda hostilidad.
Después del amor, lo más dulce es el odio.
Si bien los molinos de Dios muelen despacio, muelen muy pequeño; aunque con paciencia espera, muele con exactitud todo.
Una vez comprendas el temperamento de un autor, la comprensión de sus escritos te resultará fácil.
¡Seamos sufridos! Las aflicciones no son cosa puramente terrena; a menudo las bendiciones del cielo toman este negro disfraz.
Grande es el arte de comenzar, pero mayor es el arte de concluir.
La vejez tiene sus ventajas no menos que la juventud, aunque vienen con otro atavío; de la misma manera que cuando la luz del crepúsculo se desvanece, el cielo se cubre de estrellas, invisibles durante el día.
Sí pudiéramos leer la historia secreta de nuestro enemigos, encontraríamos en la vida de cada hombre, la pena y el sufrimiento suficientes para deshacer toda la hostilidad.