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Cada éxito sólo compra una entrada a un problema más difícil.
Henry Kissinger
Incluso un paranoico tiene algunos verdaderos enemigos.
La Primera Guerra Mundial fue una guerra que nadie quería y una catástrofe que nadie pudo haberse imaginado.
No seas demasiado ambicioso. Haz una cosa al año, lo que creas que es más importante, y tu carrera se hará por sí misma.
Como estadista, uno tiene que obrar con la suposición de que los problemas se tienen que resolver.
Nadie ganará nunca la Guerra de los Géneros porque existe demasiada fraternización con el enemigo.
No veo por qué tenemos esperar y permitir que un país se vuelva comunista debido a la irresponsabilidad de su proprio pueblo. Los temas son demasiado importantes para los votantes chilenos como para que decidan por sí mismos.
Las superpotencias parecen dos ciegos bien armados que se buscan en una habitación, en la que cada uno se siente amenazado por el otro y cada uno piensa que el otro puede ver.
Los intelectuales son cínicos y nunca han construido una catedral.
En el proceso hemos perdido de vista una de las máximas leyes de la guerra de guerrillas: la guerrilla gana si no pierde. El ejército convencional pierde si no gana.
La tarea de un líder es llevar a su gente de donde está, hasta donde no haya llegado jamás.
El amor al conocimiento, sin amor al aprendizaje, queda enturbiado por la especulación imprecisa.
No ha habido ninguna generación anterior de hombres de Estado que haya tenido que dirigir los asuntos públicos en un ambiente tan desconocido y al borde del Armagedón.
El comunismo encuentra gran audiencia allí donde no gobierna.
Nunca nadie va a ganar la batalla de los sexos; hay demasiada fraternidad con el enemigo.
La diplomacia: el arte de limitar el poder.
Los revolucionarios son, por naturaleza, personas de un carácter fuerte y decidido.
Toda civilización que ha existido, al fin se ha desplomado. La historia es una narración de esfuerzos que fracasaron, o aspiraciones que no se realizaron. Por eso, como historiador, uno tiene que vivir con un sentido de lo inevitable de la tragedia.
El noventa por ciento de los políticos dan mala reputación al diez por ciento restantes.
La falta de opciones aclara maravillosamente la mente.
Existe el peligro de que nos veamos tan obsesionados por la táctica que nos haga perder de vista nuestra meta.
Todos los imperios se han creado por medio de la fuerza, pero ninguno puede mantenerse con ella.
Lo bueno de ser una celebridad es que, cuando la gente se aburre contigo, piensa que la culpa es suya.
En un mundo interdependiente, acreedores y deudores se arruinan mutuamente si se entregan a pruebas de fuerza.
La historia no conoce de descansos y mesetas.
Para conseguir la paz, un primer paso importante es comprender qué hay realmente en el corazón y la mente del adversario, entender cómo piensa y cómo ve el mundo. Normalmente refleja alguna aspiración y entonces uno debe decidir si las aspiraciones del adversario son absolutamente incompatibles con los principios de uno mismo.
No puede haber ninguna crisis la próxima semana. Mi horario es ya lleno.
La tentación de América es creer que la política exterior es una subdivisión de la psiquiatría.
El poder es el afrodisíaco más fuerte.
Para estar absolutamente seguro de algo, uno debe saber todo o nada al respecto.
Para que una norma universal perdure tiene que traducir la fuerza en obligación.
El pueblo estadounidense tiene que entender que las armas nucleares estratégicas ponen a toda la humanidad ante una nueva circunstancia, a saber, que por primera vez en la historia la humanidad puede literalmente destruirse.
Los imperios se mantienen si la represión cede el paso al consenso.
El poder es el último afrodisíaco.
Los desafíos de esta magnitud no se pueden resolver por un mundo fragmentado en naciones-estados autónomos o bloques rígidos.