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Los romanos nunca habrían tenido tiempo de conquistar el mundo si antes hubiesen tenido que aprender latín.
Heinrich Heine
Dios nos ha dado la lengua para que podamos decir cosas amables a nuestros amigos y duras verdades a nuestros enemigos.
Los ángeles lo llaman placer divino; los demonios, sufrimiento infernal; los hombres, amor.
Pocas veces he comprendido a los demás y pocas veces ellos me han comprendido a mí. Sólo cuando nos encontramos en el fango nos comprendimos enseguida.
En cuanto a la virtud, la fealdad es ya la mitad del camino.
La verdadera locura quizá no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir las vergüenzas del mundo, ha tomado la inteligente resolución de volverse loca.
Para ser amado de todo corazón... hay que sufrir.
La experiencia es una buena escuela, pero la matrícula es muy cara.