Imágenes
¿Puedes tú distinguir entre la lluvia que cae y la soledad?
Haruki Murakami
Recuerdo perfectamente el instante en que me quedé dormido. Como si un simio gigante gris entrara de repente en la habitación con un martillo en las manos y me golpeara con todas sus fuerzas en la parte posterior de la cabeza.
Las heridas emocionales son el precio que todos tenemos que pagar para ser independientes.
Me admiró la gran diversidad de deseos y objetivos que pretende alcanzar el ser humano.
Sólo tengo dieciséis años y no sé muy bien de qué va el mundo, pero una cosa si puedo afirmar con rotundidad: si yo soy pesimista, los adultos de este mundo que no son pesimistas son un atajo de idiotas.
Pero ahora algunas conexiones estaban generando confusión. ¿Y por qué? Porque yo ya no sabía lo que quería.
Mañana me voy de viaje y estaré fuera unos días. Antes de irme quería oír tu voz. Eso es todo. A veces me entran unas ganas enormes de oír tu voz.
En el mundo hay cosas que es mejor no saber.
El viento que sopla por encima del río es tan frío y punzante como una guadaña recién afilada.
Es el dolor lo que genera la introspección. No la edad, y mucho menos la barba.
Una ánima malsana necesita vivir en un cuerpo sano.
Nadie se sumerge en ninguna aventura esperando resultados mediocres. La gente, pese a tener un chasco nueve de cada diez veces, desea tener al menos una experiencia suprema, aunque sólo sea una vez. Y eso es lo que mueve el mundo. Eso es el arte, supongo.
No se trata de ver lo que quieres ver, sino lo que tienes que ver.
¿La guerra nace de la ira o del miedo? Tal vez la ira y el miedo no sean más que dos facetas diferentes de un mismo espíritu.
Y es que hay cosas que bajo ningún concepto pueden salir de uno mismo.