Imágenes
El amor puede reconstruir el mundo. El amor lo puede todo.
Haruki Murakami
Cuando otros me abrazaban, pensaba en ti. Por eso no quería verte. Porque sabía que ya no podría dejarte.
Perdona que te lo diga, pero encontrar un tema de interés específico en la vida ya me parece suficiente logro.
En este mundo hay cosas que son recuperables y otras que no. Y el paso del tiempo es algo definitivo. Una vez has llegado hasta aquí, ya no puedes retroceder.
El ritmo es lo más importante porque es la magia, lo que invita a la audiencia a bailar y lo que yo quiero son lectores que bailen con mis palabras.
La manera en que los demás me ven no me atañe. Más bien, eso es algo que sólo les atañe a ellos.
Pensar mucho y mal equivale a no pensar.
El silencio es tan profundo que casi hace daño en los oídos.
En una caja de galletas hay muchas clases distintas de galletas. Algunas te gustan y otras no. Al principio te comes las que te gustan y al final sólo quedan las que no te gustan. Pues yo cuando lo estoy pasando mal, siempre pienso: Tengo que acabar con esto cuanto antes y ya vendrán tiempos mejores. Porque la vida es como una caja de galletas.
Después exhalé un suspiro tan largo y hondo que, si se hubiera prolongado en línea recta, habría llegado hasta la luna.
Por supuesto, un día u otro tendré que encontrar un trabajo. Está más claro que el agua. No puedo estarme toda la vida así, de brazos cruzados. Más pronto o más tarde encontraré un trabajo. Pero ahora, si te digo la verdad, no sé muy bien qué me gustaría hacer.
La violencia no siempre adopta formas visibles y las heridas no siempre manan sangre.
Tratar de averiguar su propia valía se asemejaba a calibrar una sustancia sin disponer de una unidad de medida.
Sobre el pavimento helado los copos de nieve caían en silencio como una lluvia de infinitas plumas.
La vida viene a ser eso, ¿no? ¿Acaso no estamos atrapados en un lugar oscuro y nos van quitando la comida y la bebida y nos vamos muriendo despacio, gradualmente?
Aunque sea un acto inútil, el esfuerzo que le pones se queda dentro tuyo.
A veces pensaba que llorar me produciría alivio. Pero no sabía por qué llorar. No sabía por quién llorar. Era demasiado egoísta para llorar por los demás, demasiado viejo para llorar por mí.
Es posible que tenga una cara insospechada para quien conoce mi otra cara. Como la cara oculta de la luna, siempre entre tinieblas.
Entonces no lo sabía. No sabía que era capaz de herir a alguien tan hondamente que jamás se repusiera. A veces, hay personas que pueden herir a los demás por el mero hecho de existir.
Su vida pendía de un hilo, y le parecía que, con sólo darse la vuelta en la cama, caería en un abismo, en un vacío.
Por muy lejos que uno vaya, jamás puede huir de sí mismo.
Si no quieres acabar en un manicomio, abre tu corazón y abandónate al curso natural de la vida.
El paraíso se pierde cuando uno menos se lo espera.
Algún día la muerte nos tomará de la mano. Pero hasta el día en que nos atrape nos veremos libres de ella. Yo pensaba así. Me parecía un razonamiento lógico. La vida está en la orilla; la muerte, en la otra. Nosotros estamos aquí, y no allí.
Para mí, escribir una novela es enfrentarse a escarpadas montañas y escalar paredes de roca para, tras una larga y encarnizada lucha, alcanzar la cima. Superarse a uno mismo o perder: no hay más opciones. Siempre que escribo una novela larga tengo grabada esa imagen en mi mente.
Cerrar los ojos... no va a cambiar nada. Nada va a desaparecer simplemente por no ver lo que está pasando. De hecho, las cosas serán aún peor la próxima vez que los abras. Sólo un cobarde cierra los ojos. Cerrar los ojos y taparse los oidos no va a hacer que el tiempo se detenga.
No tengo nada aparte de alma.
En este mundo, las personas enseguida nos cansamos de las cosas que no son aburridas, y las cosas de las que no nos hartamos suelen ser aburridas. Así son las cosas. En mi vida hay espacio para el aburrimiento, pero no lo hay para el hastío. La mayoría de la gente no sabe discernir entre ambas cosas.
No quiero que entiendan mis metáforas ni el simbolismo de la obra, quiero que se sientan como en los buenos conciertos de jazz, cuando los pies no pueden parar de moverse bajo las butacas marcando el ritmo.
A veces no hay nada tan importante como los recuerdos.
Pero, a fin de cuentas,¿quién puede decir lo que es mejor? No te reprimas por nadie y, cuando la felicidad llame a tu puerta, aprovecha la ocasión y sé feliz.
Una revelación trasciende los límites de lo cotidiano. Y una vida sin revelaciones no es vida. Lo importante es pasar de una razón que sólo observa a una razón que actúa.
La originalidad no es más que una imitación hecha con juicio.
Tal vez le doy demasiada importancia.
Ciertamente, a Tsukuru Tazaki no le había faltado de nada en la vida. Nunca había sufrido por no poder conseguir lo que quería. Pero por otra parte, que él recordase, tampoco había saboreado la felicidad de lograr con esfuerzo lo que de verdad quería.
Todo tiene su molde. El pensamiento también. Pero así como no hay que temer a los moldes, tampoco hay que tener miedo de romperlos. Eso es lo esencial para poder ser libres: sentir respeto y aversión hacia los moldes.
Si no crees en el mundo o si careces de amor, todo será una mera falsificación. En ambos mundos, o estés en el mundo que estés, la línea que divide las hipótesis de los hechos es, en la mayoría de los casos, imperceptible. Esa línea sólo se puede observar con los ojos del corazón.
No importa si no vivo mucho, pero, mientras viva, quiero al menos que esa vida sea plena.
Por algún motivo, las palabras adecuadas siempre llegan demasiado tarde.
Es talento, sin más. Como en el arte. Existe una línea, hay quien puede cruzarla y hay quien no. Por eso, si encuentras a alguien con talento, trátalo bien para que no se vaya. Págale un buen sueldo.