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Incluso la persona más tranquila y coherente puede pasar por un gran momento de ruptura. Un periodo para la locura, por así decirlo. Seguramente todos necesitamos esos puntos de inflexión.
Haruki Murakami
Cualquier cosa, si sigue igual indefinidamente, va perdiendo energía.
A mi perecer, ciertos sistemas de pensamiento son tan parciales y tan simples que se vuelven irrebatibles.
Soy de ese tipo de personas que no acaban de comprender las cosas hasta que las ponen por escrito.
Cuando nos enamoramos, todos buscamos en la persona amada una parte de nosotros que nos falta. Por eso, al pensar en esa persona, siempre nos ponemos en mayor o menor medida tristes.
Cuando ves a alguien que vale, debes pagar sin vacilar y darle una oportunidad.
Lo mejor es la ayuda mutua. Como todos sabemos que somos imperfectos, intentamos ayudarnos los unos a los otros.
A lo largo de nuestra vida vamos descubriendo poco a poco nuestro verdadero yo; y, a medida que lo descubrimos, perdemos parte de nosotros mismos.
Porque si hay un contrincante al que debes vencer en una carrera de larga distancia, ése no es otro que el tú de ayer.
Lo hice tomándome todo el tiempo del mundo, con la lentitud de un pedazo de hielo que va derritiéndose.
Un caballero es quien hace, no lo que quiere, sino lo que debe hacer.
La vida humana implica soledad en su origen, pero no es solitaria. En cada momento nos vinculamos a otras vidas.
La mayoría de la gente logra conservar la cordura gracias a que niega y rechaza la idea de una existencia débil y raquítica.
Cuando me enfado, oriento el enfado hacia mí. Cuando siento rabia, redirijo hacia mí esa rabia para intentar mejorar.
Que yo sea yo y no otra persona, es para mí uno de mis más preciados bienes. Las heridas incurables que recibe el corazón son la contraprestación natural que las personas tienen que pagar al mundo por su independencia.
Cuando uno se acostumbra a no conseguir nunca lo que desea, ¿Sabes qué pasa? Que acaba por no saber incluso lo que quiere.
Estás perdido en el laberinto del tiempo. Y el problema más grave es que tú no tienes ganas en absoluto de encontrar la salida. ¿Me equivoco?
Solo en contadísimas ocasiones encontramos a alguien a quien podamos transmitir nuestro estado de ánimo con exactitud, alguien con quien podamos comunicarnos a la perfección. Es casi todo un milagro, o una suerte inesperada, hallar a esa persona.
Así funciona el corazón. No es algo uniforme. Es como el curso de un río. Se adapta a la forma de las cosas.
Lo que diga la gente me da totalmente igual.
Cuando se tiene que esperar, se tiene que esperar.
El tabique que separa la sana autoconfianza de la insana arrogancia es realmente muy fino.
En el fondo, pienso que nunca he elegido nada por mí mismo, que todo me ha venido dado, que simplemente he interpretado los papeles que me han caído en las manos. Cuando de noche me despierto y pienso en eso, me entra pánico. ¿Quién soy? ¿Cómo soy en esencia? ¿Quién lleva las riendas de mi vida?
El conocimiento es así. El mundo cambia según nuestra percepción.
Mar adentro, pequeñas olas, silenciosas y regulares, iban y venían, como si alguien sacudiera ligeramente una sábana.
Las cosas de este mundo siempre te salen por donde menos te esperas. Precisamente por eso es interesante vivir.
Las cosas que se pueden comprar con dinero es mejor comprarlas sin pensar demasiado si ganas o pierdes. Es mejor ahorrar las energías para aquellas cosas que no pueden comprarse con dinero.
Antes creía que me haría mayor poco a poco, año tras año. Pero no. Uno se hace adulto de golpe y porrazo.
Nunca he podido soportar que me obliguen a hacer lo que no quiero y cuando no quiero. En cambio, si me permiten hacer lo que quiero, cuando quiero y del modo que quiero, lo hago con un empeño superior a la media.
La ciudad entera estaba desesperadamente rígida y helada como un cadáver.
Yo hacía bien mi trabajo, pero jamás había sentido el menor apego o entusiasmo por lo que hacía.
Pensé que probablemente no distinguirían un Subaru de un Maserati. Los cerdos, igual que las jirafas y las anguilas, no entienden de esas cosas.
No existe en ninguna parte del mundo real nada tan bello como las fantasías que alberga quien ha perdido la cordura.
Aunque podamos ocultar los recuerdos, no podemos borrar la Historia.
Todo pasa. Nadie tiene algo para siempre. Así es como tenemos que vivir.
Oí el estruendo de unos latidos en la oscuridad. Era mi propio corazón. Me envolvían, me engullían mis propios latidos.
Hacemos cosas que no se pueden traducir en palabras.
Puede haber cierta magia cuando escribo, pero el resto del día soy nada más que un amante del jazz como hay millones por ahí.
En la vida, todo es una metáfora.
Es pensando en ti, por las mañanas, en la cama, como me decido a darme cuerda y a vivir un nuevo día. Del mismo modo que tú luchas por seguir adelante allí, yo debo luchar por seguir adelante aquí.