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Santificar una mentira y engañar con buena conciencia es la labor necesaria del arte, porque una concepción errónea de la vida es necesaria para la vida, mientras que la idea acertada de la vida simplemente acelera la muerte.
Harold Bloom
No sé si Dios creó a Shakespeare, pero sé que Shakespeare nos creó a nosotros, hasta un grado sorprendente.
La mejor forma de ejercer la buena lectura es tomarla como una disciplina implícita; en última instancia no hay más método que el propio, cuando uno mismo se ha moldeado a fondo.
Debemos decir de Freud: después de él, sólo hay comentario.
La vida no funciona deseando mucho algo y obteniéndolo. Con los años ves los monumentos rotos de tus grandes deseos.
El valor literario nunca es establecido por un crítico particular o un grupo de críticos. El valor literario se establece por generaciones de poetas, novelistas y dramaturgos que han tenido que luchar contra la influencia de escritores particulares, una influencia que consideran ineludible. Y haciendo eso, establecen su valor. Realmente no importa lo que dices de ellos.
A las puertas de la muerte me he recitado poemas, pero no he buscado un interlocutor para entablar una conversación dialéctica.
Sin duda hay otras muchas maneras de leer, pero a mí la que más me gusta es la manera de Emerson, que es volver a lo que es propiamente tuyo, allí donde lo encuentres.
La sabiduría cura la melancolía, sólo con que seamos capaces de permitir que nuestro duelo y nuestro dolor se vean aliviados.
Con frecuencia, aunque no siempre sabiéndolo, leemos en busca de una mente más original que la nuestra.
Es imposible dentro de los Estados Unidos separar la política de la religión. Durante toda su historia se han mezclado. Y la religión americana ha sido peculiarmente comprometida con la política.
Goethe le concede a Shakespeare que suya es la idea original de que la función del teatro es expandir las capacidades cognitivas e imaginativas del público, pero sólo obstaculizándolas. Por eso, según Goethe, Shakespeare no se acaba nunca.
Para leer sentimientos humanos en lenguaje humano hay que ser capaz de leer humanamente, con toda el alma.
Para mí, la lectura es una praxis personal, más que una empresa educativa. Leemos de manera personal por razones variadas, la mayoría de ellas familiares: porque no podemos conocer a fondo a toda la gente que quisiéramos; porque necesitamos conocernos mejor; porque sentimos necesidad de conocer cómo somos, cómo son los demás y cómo son las cosas.
Hay una razón primordial por la cual debemos leer. A la información tenemos acceso ilimitado; ¿Dónde encontraremos la sabiduría?
Lo que caracteriza a Occidente es esa incómoda sensación de que su saber va por un lado y su vida espiritual por otro. No podemos dejar de pensar que somos griegos y, no obstante, nuestra moralidad y religión -exterior e interior- encuentran su origen último en la Biblia hebrea.
A lo que leo y enseño sólo le aplico tres criterios: esplendor estético, fuerza intelectual y sabiduría.
Comenzar es ser libre y después de Freud nunca estamos libres de Freud.
Estar a solas con un buen libro es ser capaz de comprenderte más a ti mismo.
Me temo que Nietzsche fue destruido porque fue anegado por lo anticuado.
Leemos, creo, para reparar nuestra soledad, aunque en la práctica cuanto mejor leemos más solitarios nos volvemos.
Freud, el Montaigne de nuestra era, nos recordó que la razón no hablaba en voz alta, pero que no descansaba hasta que se hacía oír.
En la vida como en la literatura, el valor está muy relacionado con lo idiosincrático, con los excesos por los cuales se pone en marcha el sentido.
La realidad es un término muy equívoco. ¡La palabra realidad quiere decir tantas cosas para cada ser humano!
Para mí la literatura no es sólo lo mejor de la vida sino una forma de vida que no tiene otra forma. Cuanto mayor me hago, más intensifico mi búsqueda de la vitalidad en la literatura. Siempre fue una gran liberación sentir la libertad a través de mi amor hacia los grandes poetas.
La sola lectura no nos salvará ni nos hará sabios, pero sin ella nos hundiremos en la muerte en vida de esta versión simplificada de la realidad que Estados Unidos, como tantas otras cosas, impone al mundo.