Imágenes
Entre mis telas se traza el balancín, el columpio, la risa mientras nos lanzamos al viento y los velos se avuelan y los cuerpos se acuerpan.
Hanni Ossott
Poesía y muerte se conciernen. Ese saber instalarse frente a lo raro del existir es propio del poeta. Porque por encima de la existencia está la muerte: lo que nos separa. Y el poeta ha aprendido de ella y le otorga su voz. Con filigranas teje su propio sudario y el sudario de los hombres, que no es otra cosa que la pasión por la vida, lo incomprensible.
Desciende, desciende a estos intersticios colma este cántaro riega la flor que innumerable se teje entre mi traje.
Te he buscado para saber quién soy, y yo no sé quién soy.
Allí digo que si en el tiempo de la infancia no hubiésemos tenido una cosa sagrada para reverenciar, un río, un mar, una montaña, un árbol, no hubiésemos sido poetas. La sacralidad es lo más importante en el ser humano, la sacralidad es un estado, una situación, una pasión por comprender, y sin esto no podemos vivir plenamente.
En la vida hay que ser sincero. Mi padre me enseñó que lo más importante es ser verdadero y no meterle gato por liebre a nadie. Conservar lo que uno es, con sus defectos. Y escribir lo que uno es.
Quiero hablar también de mi ignorancia, pero no sé cuál es el hilo de mi ignorancia, no sé si soy sabia, no sé si soy ignorante, ando por el mundo recibiendo, aportando y nada más.
Hay una mordida profunda incisiva en el centro de mi sexo por la cual yo me erijo como yo misma y soy, y poseo y dono.
Sudo me acuerpo miro hacia el vértigo y trato de no mirar. Asciendo, asciendo hacia la flor Y cuando allí está la arranco y la guardo en mi bolsillo como esperanza, luego viene el descenso ¿Quién se merece la flor? ¿Qué hombre la merece?
Y los hombres poetas deben ser femeninos. Y las mujeres poetas deben ser masculinas y esta es ley de Dios, ley sagrada.
Lo mío no es una poesía espontánea, que burbujea y sale por inspiración. Para mí escribir es escuchar algo que no se presenta de una manera clara y ver cómo eso -hermoso o terrible- se puede convertir en lenguaje... Y eso viene de muy adentro, porque los dioses, los monstruos, los demonios, habitan en lo profundo, en uno está colocarlos, ponerlos en su puesto...
La fiesta se ha apagado, las luces del teatro ya no existen, estoy en la nada del circo no queda sino un traje raído cansado descolorido.
Se fuga el animal, se hunde un diálogo en la noche se entibian las razones el horno se enfría quedan manchas, huellas de la cena.
La oscura esfera de lo oscuro ha inundado mi ámbito y se cierra como el beso de dos cúpulas.
Soy sólo hoy un pedazo de luna el rasgo de una playa el arañazo de un gato el beso de uno que se creía violento y a quien mordí.
La muerte, para mí es quizás un himno.
Sólo sirve el alma haciendo cuerpo y el cuerpo haciendo alma.