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La lucha más importante que cualquier líder político podría asumir por su sociedad es sacarla de la guerra, y lograr entregarles a las actuales generaciones y a las futuras un país que conviva en paz.
Gustavo Petro
Santos tiene que decidir si es un presidente reformador, que lo llevaría a ser el presidente de la paz, o es si el presidente del estatus quo, que lo llevaría a ser el de la guerra.
El Estado y la tierra hoy están en manos de las mafias.
Las FARC no son un proyecto revolucionario sino conservador y retrógrado.
Creo que existen terroristas vestidos de civil y de corbata, pero los están cogiendo presos y casi todos son amigos del Presidente Uribe.
Yo no vine a hacer pobres a los ricos sino ricos a los pobres.
La sociedad colombiana es y ha sido gobernada por el odio. Mientras la sociedad colombiana sea gobernada por el odio no va a alcanzar la paz.
Mi pasado es el de un rebelde que no le dio temor enfrentarse a la tiranía.
No creo que Colombia necesite una nueva Constitución sino aplicar la que tiene.
La izquierda es libertad, igualdad y fraternidad.
Que uno tenga que coger las armas no significa que uno tenga que adorarlas y que no haya un momento en el que toque dejarlas.
Los verdaderos responsables de la guerra son los que mataron a Gaitán, los que creyeron que bombardeando campesinos arreglaban un problema, los que no han querido entregarles la tierra a quienes quieren hacerla producir, los que viviendo con privilegios no han querido democratizar el Estado.
Yo formo parte de una izquierda nueva. Nunca he militado en una izquierda tradicional. Su espíritu dogmático, sectario y antidemocrático me causa repulsión. Yo pertenezco a la izquierda del siglo XXI.
El proyecto de descomposición de la democracia no lo representa mejor ni con más eficiencia nadie más que él (Álvaro Uribe).