Imágenes
Siempre queda en la conciencia algo de los sofismas que en ella se han vertido; y guarda cierto regusto de ellos, como de un mal licor.
Gustave Flaubert
¡Prefiero no tener descendencia! Mi oscuro apellido se apagará conmigo y el mundo seguirá su camino igual que si dejara algún descendiente ilustre. Me gusta la idea de la nada absoluta. Axioma: es la vida la que nos consuela de la muerte y es la muerte la que nos consuela de la vida.
Amo el arte, y no creo en él. Me acusan de egoísmo, y no creo en mí más que en otra cosa. Amo la naturaleza, y con frecuencia el campo me parece estúpido. Amo los viajes y detesto menearme.
El estilo, como el agua, es mejor cuanto menos sabe.
Naturaleza. ¡Qué hermosa es la naturaleza! Decirlo cada vez que uno se encuentra en el campo.
Cuando los dioses ya no existían y Cristo no había aparecido aún, hubo un momento único, desde Cicerón hasta Marco Aurelio, en que sólo estuvo el hombre.
La felicidad es un usurero que, por un cuarto de hora de dicha que te presta, te hace pagar todo un cargamento de desgracias.
La felicidad es una mentira cuya búsqueda causa todas las calamidades de la vida.
Cuando uno vale algo, buscar el éxito es estropearse sin motivo, y buscar la gloria es quizá perderse completamente.
Gran cosa es, ciertamente, ocupar un lugar en el espíritu del pueblo; pero tres cuartas partes de ese tiempo está uno en tan mala compañía, que es capaz de asquear la delicadeza de cualquier hombre bien nacido.
Las grandes personas, que son las buenas, son ante todo pródigas, y no se preocupan mucho de sus expansiones. Hay que reír y llorar, amar, trabajar, gozar y sufrir; en fin, vibrar todo lo que se pueda y en todos los sentidos. ¿No consiste en esto lo verdaderamente humano?
Le hubiera gustado poder escaparse como un pájaro que se echa a volar, ir a beber juventud a algún sitio, muy lejos por espacios sin mácula.
Clásicos. Se da por supuesto que los hemos leído.
El amor, después de todo, no es sino una curiosidad superior, un apetito de lo desconocido que te empuja a la tormenta, a pecho abierto y con la cabeza adelante.
No soy ruiseñor, sino urraca de grito agrio que se oculta en el fondo de los bosques para no ser oída sino por ella misma.
A fin de cuentas el trabajo es todavía el mejor medio de pasar nuestra vida.
Las masas perdieron su carácter poético con el cristianismo. No me hable usted de los tiempos modernos, a propósito de lo grandioso. No dan ni para satisfacer la imaginación de un folletinista de la peor calaña.
Te complaces en el sublime egoísmo de tu amor, con la hipótesis de que pudiera nacernos un hijo. Lo deseas, confiésalo; lo anhelas como un lazo más que nos uniría, como un contrato fatal que ataría nuestros dos destinos. ¡Oh, preciso es que seas querida y demasiado tierna amiga para que yo no te guarde rencor por un deseo tan espantoso para mi felicidad!
Un corazón es una riqueza que no se vende ni se compra, pero que se regala.
Más que galopar, Pegaso suele ir al paso. Todo el talento consiste en tomar el ritmo que uno quiere.
Ama el Arte. De todas las mentiras es, cuando menos, la menos falaz.
Cada día me doy cuenta de lo poco que tengo, y la profundidad de mi vacío no iguala sino la paciencia que dedico a contemplarlo.
Tres condiciones se requieren para llegar a ser feliz: ser imbécil, ser egoísta y gozar de buena salud. Pero (¡bien entendido!) si os falta la primera condición todo está perdido.
Providencia. ¿Qué haríamos sin ella?
Temo ser frío, seco, egoísta, y Dios sabe bien, sin embargo, lo que sucede en estos momentos dentro de mí.
He releído (por tercera vez en mi vida) todo Spinoza. Este ateo ha sido, en mi opinión, el más religioso de los hombres, puesto que no aceptaba más que a Dios.
El corazón es una tierra que cada pasión conmueve, remueve y trabaja sobre las ruinas de las demás.
No estoy con nadie, en ningún sitio, no soy de mi país y puede que tampoco del mundo. Aunque muchos me rodeen, sigo estando solo; por eso los huecos que dejó la muerte en mi vida no aportaron a mi alma un nuevo estado de ánimo, sino que acentuaron ese estado. Yo estaba solo por dentro y ahora estoy también solo por fuera.
Siempre hay detrás de la muerte de alguien como una estupefacción que se desprende, tan difícil es comprender esta llegada inesperada de la nada y resignarse a creerlo.
No hay un cretino que no haya soñado ser un gran hombre, ni un burro que, al contemplarse en el arroyo junto al que pasaba, no se mirara con placer, encontrándose aires de caballo.
Cuando muere una persona siempre sobreviene una especie de estupor, por lo difícil que es aceptar esta irrupción de la nada y prestarle credibilidad.
La melancolía no es otra cosa que un recuerdo inconsciente.
En su deseo confundía las sensualidades del lujo con las alegrías del corazón, la elegancia de las costumbres, con las delicadezas del sentimiento.
En la ciudad, con el ruido de las calles, el murmullo de los teatros y las luces del baile, llevaban unas vidas en las que el corazón se dilata y se despiertan los sentidos. Pero su vida era fría como un desván cuya ventana da al norte, y el aburrimiento, araña silenciosa, tejía su tela en la sombra en todos los rincones de su corazón.
Maquiavelismo. Palabra que debe pronunciarse con un estremecimiento.
Quisiera escribir palabras que te hicieran llorar de admiración.
Metafísica. Reírse de ella: prueba de un espíritu superior.
Gloria. Apenas es un poco de humo.
A los ídolos no hay que tocarlos: se queda el dorado en las manos.
No son las grandes calamidades las que más hemos de temer en esta vida, sino las pequeñas desgracias. Yo temo más los alfilerazos que las estocadas.