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Yo no tengo la más mínima ironía posmoderna. Soy un romántico y un tipo al que le interesa lo clásico, aunque admito que de manera bizarra.
Guillermo del Toro
Mis principales influencias son Cronenberg, Romero, Bava, Argento, Hitchcock, Buñuel, y muchos más. Hace algunos años intenté la lamentable empresa de coleccionar mis diez películas favoritas y ya voy por seis mil.
Vivimos en un mundo completamente dominado por el consumismo y cada vez nos hacemos más cínicos. Parece que el escepticismo y lo radical es lo que hoy en día le hace a uno inteligente.
Es una vergüenza que los narradores se nieguen a explorar el videojuego por encontrarlo plebeyo. Es un purismo de academia detestable.
Es triste robarle la oportunidad a ciertas películas de ser vistas en el cine. Y, efectivamente, afecta al mercado y a la mística de ir al cine, mucho. Pero es una realidad ineludible y si ha de piratear, piratee buenas copias.
Lo que me interesa del fascismo es justamente que es un hoyo negro de la voluntad. Es un sistema que no necesariamente es único, pero absuelve la brutalidad, absuelve la falta de moral y absuelve la decisión propia. En ese mundo puedes permitir una acción brutal en base a un consejo colectivo, eso es lo que me asusta.
Desde la película más grande a la más infame, desde la obra literaria más inolvidable al folletín del kiosco más infecto, todo va a quedar en el mismo estrato geológico de mierda que va a formar parte de la costra geológica de la Tierra. Cuando tomas esa perspectiva no te preocupan las pandemias.
Es la versión del superhéroe que a mí me gustaría ser. Cuando era pequeño soñaba con ser Spiderman; ahora mi sueño es convertirme en Hellboy.
Por el amor de Dios, no os bajéis la puta película e id al cine. El laberinto del fauno es una labor de amor muy profunda de mi parte y no sólo una película más en la lista del e-mule. Vedla en la pantalla grande y en algún lugar del mundo, un gordo sonreirá.
Apenas pude terminar El hobbit. Curiosamente, a mí el género de la fantasía, nunca me ha llamado. Creo que los cuentos de hadas son en sí mismos un género diferente.