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¡Compatriotas! Vuestra estimación es el más dulce premio a que podría yo aspirar. Mi vida es vuestra, y rendirla por la gloria del país, es mi primer deber.
Guillermo Brown
Respetables señores y señoritas: Agradezco profundamente un obsequio que tanto me lisonjea, y puedo asegurar en mi nombre y en el de mis compañeros de peligro, que esta bandera así consagrada no vendrá abajo, sino cuando caiga el mástil o se sumerja la nave que la tremole!
¡Marinos y soldados de la República! ¿Veis esa gran montaña flotante? ¡Son 31 buques enemigos! Mas no creáis que vuestro General abriga el menor recelo, pues que no duda de vuestro valor y espera que imitaréis a la 25 de Mayo que será echada a pique antes que rendida.
¡Es preferible irse a pique que rendir el pabellón!
¡Fuego rasante que el pueblo nos contempla!
El honor nacional requiere un esfuerzo. El jefe de la escuadra debe hacer y hará su deber. Si el éxito es favorable, todo irá bien; pero si es desgraciado, suplico se salve mi nombre y el honor de mi familia.
No me pesa haber sido útil a la patria de mis hijos, considero superfluos los honores y las riquezas, cuando bastan seis pies de tierra para descansar de tantas fatigas y dolores...
Camaradas: confianza en la victoria, disciplina y tres Vivas a la Patria.
Espora: hoy tendremos un día glorioso, si todos los nuestros cumplen su deber, como lo espero lo haga este buque.