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Debes saber que la naturaleza de todas las apariencias es mente y que la naturaleza de la mente es vacuidad.
Gueshe Kelsang Gyatso
La mente tiene el poder de crear todos los objetos, agradables y desagradables.
El mundo es el resultado del karma o las acciones de los seres que lo habitan.
Mientras no seamos capaces de controlar nuestros engaños, como el apego, tendremos que experimentar sufrimientos y problemas de manera continua, durante toda esta vida y en las vidas futuras sin cesar.
La paciencia es una mente que acepta por completo y con alegría cualquier circunstancia en la que nos encontremos.
La inteligencia mundana es engañosa, mientras que la sabiduría nunca nos decepcionará.
Solemos culpar a los demás de nuestros problemas y de este modo los empeoramos.
La experiencia del sufrimiento no puede ser transformada por su propia causa, pero es evidente que la de la felicidad sí se transforma por su propia causa.
Nuestros deseos son desmesurados.
Nuestra vida humana encierra un gran valor y significado, pero solo si la utilizamos para alcanzar la liberación permanente y la felicidad suprema de la iluminación.
La intensidad de nuestro sufrimiento es directamente proporcional a la de nuestro aferramiento propio.
Siempre que tenemos problemas pensamos que son producidos por las circunstancias y que si estas cambiasen, aquellos desaparecerían. Culpamos a otras personas, a nuestros amigos, a los alimentos, al gobierno, al tiempo, al clima, a la sociedad, a la historia o a cualquier otra cosa.
Por lo general, deseamos liberarnos de las sensaciones desagradables con tanta urgencia que no nos da tiempo a descubrir de dónde proceden.
La mente ignorante del aferramiento propio es un veneno interno más dañino que cualquier veneno externo. Debido a que nuestra mente está contaminada por este veneno interno, lo percibe todo de manera equívoca y, en consecuencia, experimentamos sufrimientos y problemas que son como alucinaciones.
El aire externo burdo es el que sopla en un día de viento. El aire externo sutil es más difícil de detectar: es la energía que hace crecer las plantas y existe incluso en las rocas y las montañas.
Si no nos aferramos tanto a nuestras sensaciones y las consideramos como olas en el océano de nuestra mente, nos resultarán menos aterradoras y más fáciles de manejar de manera positiva.
Debemos comprender que aunque los fenómenos carecen por completo de existencia propia, existen de manera convencional, como meras apariencias en una mente válida.