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No es prudente poner gran confianza en palabras pronunciadas en momentos de emoción.
Goethe
Mientras tiene aspiraciones, el hombre se mueve en el error.
El que no sabe llevar su contabilidad por espacio de tres mil años se queda como un ignorante en la oscuridad y sólo vive al día.
La corona de laurel, donde quiera que aparece, es señal de sinsabores más que de felicidad.
Hay una diferencia entre vivir con alguien y vivir en el. Hay hombres en los que se puede vivir sin vivir con ellos, y viceversa. Unir ambas cosas solo les es dado al amor y la amistad mas puros.
Lo importante no es hacer cosas nuevas sino hacerlas como si nunca nadie las hubiera hecho antes.
Aprovechad el tiempo que vuela tan aprisa, el orden os enseñará a ganar tiempo.
Los malentendidos y la negligencia crean más confusión en el mundo que el engaño y la maldad. En todo caso, estos dos últimos son mucho menos frecuentes.
¿Cuál es tu deber? La exigencia del día.
En la audacia hay un genio, fuerza y magia.
Bueno es tener la alegría en casa y no haber menester de buscarla fuera.
En toda gran separación late un germen de locura; hay que guardarse bien de incubarlo y alimentarlo meditando sobre él.
Trata a un hombre tal como es, y seguirá siendo lo que es; trátalo como puede y debe ser, y se convertirá en lo que puede y debe ser.
El amor es una cosa ideal; el matrimonio, una cosa real; la confusión de lo real con lo ideal jamás queda impune.
El que estriba en su voluntad firme, forja el mundo a su gusto.
La venganza más cruel es el desprecio de toda venganza posible.
¿Y quién es el primero? Yo creo que aquél cuyo ingenio controla al de los demás y por su carácter y destreza transforma las fuerzas y pasiones ajenas en artífices de sus deseos.
La salud es clásica; la enfermedad, romántica.
Escribir es un ocio laborioso.
Oigo el mensaje, pero me falta la fe.
El presente es una poderosa deidad.
Aunque el hombre se vuelva a un lado y a otro y emprenda múltiples obras, por fin tornará a aquella senda que la Naturaleza le ha señalado.
Lo más importante en este mundo, no es saber donde estás, sino hacia donde vas.
¡Artista!, ¡Plasma!, ¡No hables!
Manera intuitiva, pura, honda y habitual, de ver a Dios en la Naturaleza y a la Naturaleza en Dios.
Vivir a gusto es de plebeyos. El noble aspira a vivir en un mundo ordenado y regido por leyes buenas.
Más quiero la injusticia que el desorden.
Es preferible la injusticia al desorden.
Ninguna nación podrá emitir un juicio si antes no es capaz de juzgarse a sí misma. Pero a esta posición tan ventajosa suele llegar muy tarde.
Sólo es feliz y grande aquel que para llegar a ser algo no necesita ni mandar ni obedecer.
No nos preguntamos qué derecho a gobernar tenemos: gobernamos. No nos preocupa saber si el pueblo tiene algún derecho al derrocarnos: procuramos tan sólo que no se sienta tentado a hacerlo.
Lo que no se utiliza se convierte en pesada carga; sólo lo que el instante crea puede ser usado por este.
Conocí, sentí del modo más vivo que mi existencia se ensanchaba en infinita medida.
Las grandes pasiones son enfermedades incurables. Lo que podría curarlas las haría verdaderamente peligrosas.
Los errores del hombre son especialmente los que le hacen digno de amor.
¿Cómo puede llegar el hombre a conocerse a sí mismo? No por la reflexión, sino mediante el esfuerzo. Trata de cumplir tu deber y muy pronto conocerás quién eres.
Hay en el objeto algo de ley ignorada que corresponde a la ley ignorada en el sujeto.
La vida y el destino del hombre dependen de un momento y el acierto no es deliberar mucho tiempo, la decisión es cuestión de un instante y se expone uno a embotar el tacto del sentimiento al entregarse a consideraciones que sobran.
Los sentimientos delicados que nos dan la vida yacen entumecidos en la mundanal confusión.
Lo peor que puede ocurrirle al hombre es llegar a pensar mal de sí mismo.